Al servicio de este pueblo.
Avui. Domingo, 9 de Octubre de 1977. Página 6.
Alienación política.
Los hombres primitivos se gobernaban por el método de la democracia directa. Todos los adultos participaban en la toma de decisiones políticas a través de las asambleas. No había ningún tipo de delegación del derecho propio de todo hombre a participar. En frase de Marx, no había alineación política.
En Grecia, introductora de la democracia electiva, dominaba todavía la democracia directa. Sólo se celebraban elecciones para algunos cargos públicos. Lo mismo cabe decir de Roma, como los orígenes de muchos otros Estados.
A partir del siglo XVIII se impone el sistema de democracia representativa. El Estado, que existía desde los grandes imperios ácticos como órgano estricto de la opresión que ejercían los poderosos, es ocupado por representantes elegidos por el pueblo. No se deshace el Estado. Al contrario. No para de crecer y fortalecerse hasta hoy en día. El pueblo exige al Estado cada día más responsabilidades. El sector público, incluso en los países más liberales, se convierte con mucho la empresa más grande de todas.
Los candidatos políticos piden en las elecciones un mandato del pueblo para dirigir el Estado en nombre del pueblo, pero sin el pueblo. Éste cede a los políticos elegidos la responsabilidad del control del aparato del Estado.
La lucha titánica por el poder entre partidos de ricos y partidos populares ha obligado, durante los últimos siglos, a estos últimos partidos a exigir del pueblo la cesión de casi todas sus responsabilidades sociales. Así, la democracia directa se ha convertido, en general, imposible al lado de la democracia representativa.
Pero los catalanes hemos conservado una fuerte tradición de responsabilidad de las asambleas de base. La constancia de la estructura de país, de manzana o comarca, de municipio y de barrio, es debida a una insistencia en mantener, claro o encubierto, patente o latente, el funcionamiento de asambleas de base. No se ha destruido por completo el tejido social orgánico de los catalanes ni en esta larga dictadura.
¡Mientras en las asambleas de base queden fuerzas, sino que den su pleno apoyo lúcido y crítico a los políticos populares que luchan por el control del Estado, bienvenidas sean! Que crezcan y se multipliquen y llenen nuestras tierras. La democracia renaciente, a base de asambleas populares abiertas, es el inicio de la desaparición de la alineación política.
Lluís M. Xirinacs.