Al servicio de este pueblo.
Avui. Domingo, 25 de Septiembre de 1977. Página 6.
La Casa de los Países Catalanes.
El 12 de Septiembre del año pasado terminaba ante la tumba del rey Jaume I en el monasterio de Poblet la Marcha de la Libertad de los Países Catalanes. Caminando desde los extremos más alejados de nuestras tierras, de Salses, de Guardamar, de Fraga y de Maó, esquivando la represión feroz, los catalanes se encontraron alrededor de la tumba del rey fundador.
Este año no se ha hecho mención del aniversario del fin de la Marcha, pero pocos días después, en el marco de los actos finales del ámbito de ordenación del territorio, convocados por el Congreso de Cultura Catalana, tendrá lugar en el Cerro de Orleans de Tortosa, cruce de los tres más grandes Países Catalanes, un acto muy significativo. Se plantarán palmeras y se encenderá una llama, como símbolos permanentes de la cultura catalana, en los terrenos cedidos por el ayuntamiento para construir la Casa de los Países Catalanes.
En las jornadas, socio-económico-políticas, sobre los Países Catalanes celebradas en Barcelona el año pasado, se discutió mucho si esta comunidad nacional superior era realidad o era ciencia ficción. La gente de tendencia marxista mayoritariamente se decantó a relativizarla. Esgrimen tediosos argumentos sacados de la economía. Se quería llegar a la afirmación de que, si bien existía una comunidad cultural, era utópico soñar en una comunidad política.
El vivo alcalde de Tortosa, que no creo que sea marxista, piensa diferente. Él, me parece, la ve venir, la comunidad política, y querría para Tortosa la capitalidad de esta comunidad. Se ha sentido como una especie de nuevo Felipe II y ha marcado en el mapa el centro geográfico de los Países Catalanes. Si la antigua autopista de estos Países fue el mar que los baña y los une, ahora tenemos una nueva autopista por tierra, con ramal hasta Fraga. Países Catalanes, a dos horas de Fraga y, en avión, también de Maó.
Los políticos marxistas no quieren, aún, saber nada. ¿Por qué la realidad objetiva así lo exige o por qué inercias subjetivas y de organización de grupo así lo desean? ¿Ven más ellos que no el astuto alcalde de Tortosa?
Lluís M. Xirinacs.