Al servicio de este pueblo.
Avui. Viernes, 23 de Septiembre del 1977. Página 6.
Asamblea de base.
Hace días que estoy pidiendo a todos aquellos hombres y mujeres que se sientan con responsabilidad social, que se asocien.
Los etnólogos insisten en que la raza humana guarda la memoria colectiva y la necesidad básica de la comuna o comunidad local primitiva, que llevará quizás millones de años en la prehistoria y que se perdió, en los tiempos históricos, por las luchas derivadas de la explotación económica del mundo, hará aproximadamente unos diez mil años.
En Cataluña el potencial asociativo de base todavía es inmenso. Cada barrio, cada pueblo, cada comarca conserva sus tradiciones propias y se inventa de nuevas. Recuerdo, del año que pasé en Olot (1960), que cada domingo había la aparición pública, en un local o en la plaza, de un grupo o de una asociación. Sólo hay que abrir el periódico para ver la enorme vitalidad de nuestros barrios. En los rincones más pequeños -Santa María del Camí- aún se reúnen los hombres en asamblea, cada domingo, en la plaza, al salir de misa mayor. La opresión política ejercida sobre Cataluña no ha podido deshacer nuestra connatural tendencia asociativa. Y, en los últimos años, en muchos lugares, la variedad de grupos de todo tipo de especialidades se ha visto coronada por la aparición de asambleas democráticas locales, que hermanan en un foro unitario los representantes de todos aquellos grupos. En algunos lugares, la asamblea general se ha constituido claramente. En otros ha suplido sus funciones una asociación de vecinos, un secretariado del Congreso de Cultura Catalana, etc., que han invitado a los otros grupos y les ha dado acogida, voz y voto.
Lo que consolida la democracia de pura cepa, en una comunidad nacional, es el serio y formal funcionamiento de la asamblea general de cada territorio unitario, sea barrio, sea municipio, sea comarca, según la densidad de la población.
Hasta ahora los partidos han suplido la responsabilidad de las personas y de los grupos adultos de dinamizar estas asambleas. El pueblo estaba aplastado por el control de la dictadura. Pero los partidos son ahora reconocidos y tratan de ocupar su espacio propio, prohibido hasta ahora. Tienen mucho trabajo de autoconstituirse y ha disminuido, supongo que transitoriamente, su protagonismo en las tareas de base.
Ahora llega la hora en que cada ciudadano, cada grupo, asociación o entidad asuma su responsabilidad colectiva y participe en la propia asamblea local o monte una en su defecto.
Y, de paso, oso pedir que, hasta el 15 de octubre, estas asambleas, junto a las propias tareas, también se ocupen de realizar mítines locales sobre la amnistía. Para orientación: Comisión Catalana pro Amnistía, calle Bruc, 26, 2º piso. Teléfono: 3014939. Barcelona.
Lluís M. Xirinacs.