Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 10 de Septiembre de 1977. Página 7.
Movimientos nacionales.
Es una expresión que no nos gusta mucho, por el uso que se ha hecho en el periodo político que dejamos atrás. Sin embargo, hay que recuperar expresiones estropeadas y rehabilitarlas por causa de su utilidad.
Bien establecida la diferencia, la no interferencia y la interdependencia de los partidos políticos, de un lado, y de los movimientos sociales, por otro, quiero también poner de manifiesto la importancia de estos movimientos sociales populares. Representan la actividad natural de comunidades humanas vivas. Hay movimientos internacionales, zonales, raciales, por razón de sexo, nacionales, locales, comunales, laborales, culturales, lingüísticos, familiares, etc.
Los intentos de montar una comunidad mundial de naciones, como infraestructura de los organismos internacionales políticos -ONU, MCE, OUA, etc.- ha desvelado multitud de dedicaciones a las tareas universalistas protagonizadas por gente que se sienten «ciudadanos del mundo». Quizás el intento más bello de movimiento universal fue el primitivo cristianismo.
Estrechamente ligados a la problemática económica, aparecen los movimientos internacionales de clase. El movimiento obrero se concreta desde finales del siglo pasado en la Primera, Segunda, Tercera y Cuarta Internacional, pero el internacionalismo proletario aún no ha alcanzado su vertebración de madurez. Las diferencias económicas de zona y la confusión teórica y política consiguientes, lo han impedido hasta ahora.
También las comunidades nacionales generan poderosos movimientos nacionales. Bajo las espléndidas tesis leninistas a favor del derecho de autodeterminación de las naciones se acurrucan otras tesis, no tan conocidas, pero que han sido muy operativas. «Hay que respetar las naciones como un residuo medieval por razones democráticas, pero son condenadas a extinción.» «El capitalismo ha empezado a deshacer las naciones, el socialismo, sin intentarlo directamente, hará avanzar la derrota y en la etapa comunista final no quedará nada.»
La historia no da razón a Lenin. Todo lo contrario. Nunca como en este siglo XX las naciones oprimidas se han alzado en movimientos nacionales decididos a conseguir y mantener la soberanía propia. Actualmente Cataluña es pionera en Europa. Mañana lo veremos en la calle.
Lluís M. Xirinacs.