Al servicio de este pueblo.
Avui. Domingo, 11 de Septiembre de 1977. Página 8.
Movimiento nacional catalán.
Hasta hoy, en esta columna, he ido explicando qué era un movimiento, un movimiento popular, un movimiento nacional. He marcado la diferencia y relaciones entre los movimientos y los partidos, entre el poder popular y el poder político.
Hoy es el primer Once de Septiembre en libertad. Hemos elegido nosotros el lugar de concentración. La estatua de Casanova vuelve a erguirse en su lugar. El ayuntamiento y las fuerzas de orden sirven el deseo del pueblo. El retorno de la Generalitat está a punto.
Hoy, día de la mayor movilización de nuestro pueblo, es un día adecuado para anunciar a los cuatro vientos que el Principado de Cataluña ha sido animado desde siempre por un movimiento nacional catalán, quizás a veces informal e inconsciente, y que, desde de ahora, es necesario que se formalice y se haga bien consciente. Es un movimiento doble de lucha por nuestras libertades y de su defensa, y de ejercicio y celebración de nuestra vitalidad como catalanes.
Este movimiento pacífico y respetuoso de los otros pueblos se nutre de la exuberante asociacionismo catalán dedicado, desde siempre, a las más variadas actividades. Y tiene, como hilo conductor, las revueltas contra Felipe V y contra las medidas uniformistas borbónicas, el movimiento de la Renaixença industrial, comercial y literaria de la primera mitad del siglo XIX, la firma del pacto del Tortosa en 1868, el federalismo catalán, la celebración de los congresos catalanistas 1880 y 1883, las Bases de Manresa y la Unión Catalanista en 1892, el Movimiento de Solidaridad Catalana en 1906, la Mancomunitat de Cataluña en 1914, el Pacto de la Triple Alianza entre catalanes, vascos y gallegos en 1923, el Pacto de San Sebastián en 1930, la Generalitat de Cataluña y el Estatuto 1931 y 1932. Y, después de la guerra, la lenta, pero constante recuperación colectiva, que comenzó a reflotar a nivel conjunto en los años sesenta con la Comunidad Catalana y el «hacer país» de Jordi Pujol, y que los años setenta llegó a la creación de la Asamblea de Cataluña con todas las asambleas de comarca, municipio o barrio, y todas las asociaciones culturales, laborales, de vecinos, etc., que enviaban delegación.
La gran cuerda del asociacionismo catalán está formada por miles de hilos reunidos en cordeles, que juntos constituyen el movimiento nacional catalán, el cual hace posible hoy la movilización más grande de la historia de Cataluña, la acción de unidad más convincente de la voluntad de existencia de un pueblo ante todos los pueblos del mundo.
Con ocasión de este hecho trascendental pido a todos los catalanes responsables de que no quieran disolver esta gran cuerda, sino que la quieran continuar trenzando adelante con todo conocimiento y responsabilidad. Y que la asamblea popular de Cataluña se convierta en la cabeza de este movimiento nacional catalán aceptado y sostenido por todos.
Lluís M. Xirinacs.