Al servicio de este pueblo.
Avui. Jueves, 8 de Septiembre de 1977. Página 5.
Fuerza popular.
Lucharemos contra el fuerte, mientras seamos débiles, y contra nosotros mismos, cuando seamos fuertes. La fuerza de un pueblo en movimiento es imparable. Es la fuerza más fuerte de todas. Lo difícil es poner un pueblo en movimiento. Un pueblo anémico no puede moverse. El sistema de chupar al obrero la plusvalía de su trabajo, que le es debida, es la principal causa de la anemia de los pueblos. Pero hay muchas más.
Cataluña no es un pueblo desgraciado. Es un pueblo con suerte. Una suerte relativa, pero considerable. Creo que es el pueblo con más suerte de España. Los Países Castellanos tienen la ventaja de haber conservado su lengua y que los órganos del Estado sean casi monopolio de sus hijos. Sin embargo el pueblo catalán goza de una formación e información muy altas, de una conciencia popular muy viva, de una economía bastante avanzada, de una riqueza extraordinaria de asociacionismo popular, de sindicatos, grupos culturales, deportivos y recreativos, de unas asociaciones de vecinos esparcidas por todos los barrios de las grandes ciudades, de una vertebración envidiable, extendida por todo el territorio, a base de asambleas de barrio, de municipio, de comarca, coronadas por la Asamblea de Cataluña. Esto hace posible una movilización mayoritaria del pueblo como la que prevemos para el Once de Septiembre de este año. Una movilización de un pueblo vivo, vertebrado que, además, ha sabido dotarse de una superior conciencia y vertebración racionales a base de aquellas minorías políticas que llamamos partidos. Y, por encima de todo, aunque disponemos de un presidente y de una Generalitat a punto de recuperar.
Todavía no somos lo suficientemente fuertes para disfrutar del ejercicio pleno de nuestra soberanía. Pero el tren va a toda velocidad en este sentido. Un millón de personas en la calle es mucha fuerza. ¡Ojo! La máquina tiene muchos caballos, mucho empuje. No hay que lesionar los derechos de los demás pueblos. Somos los primeros del Estado. Todos se fijan en nosotros. Hay curvas en la vía. Un descarrilamiento por exceso de euforia sería fatal. Llevamos la iniciativa. Hasta el gobierno, en cierto sentido, va a remolque de nuestra empuje. Seamos sus mejores responsables el próximo domingo.
Lluís M. Xirinacs.