Nuevos apartados:
Dolors Marin Tuyà.
Artículos publicados en la revista Penedès Econòmic.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.
|
Publicaciones:
Lluís Maria Xirinacs.
Agustí Chalaux de Subirà, Brauli Tamarit Tamarit.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Magdalena Grau Figueras,
Agustí Chalaux de Subirà.
Martí Olivella.
Magdalena Grau,
Agustí Chalaux.
|
|
|
Capítulo 13. Agilidad y exactitud.
Pero, así como el sistema de moneda-arcilla-escritural-informativa
acabó por ser lento y el de monedas oro-papel-desinformativas ha
llegado a ser ágil, el sistema de moneda electrónica permite
mejor información que el primero y mucha más agilidad que
el segundo.
Las monedas de arcilla cayeron en desuso cuando el crecimiento de los mercados
hizo más «útiles» las monedas metálicas.
Más tarde, las de papel sustituyeron a las metálicas por
razones parecidas. Pero, el aumento en agilidad del metal y del papel comporta
la pérdida en fidelidad (en información fidedigna). La moneda
electrónica (compensaciones entre cuentas corrientes) permite no
solamente una mayor agilidad, sino un completísimo sistema de información.
Para quien considere una veleidad la suposición de que el tipo
de moneda fue una pieza clave en el surgimiento de la historia de los imperialismos,
le será más fácil aceptar esta otra hipótesis
paralela: las posibilidades técnicas de cada civilización
han configurado el tipo de moneda según las necesidades específicas
del mercado en cada momento. Por coherencia con las posibilidades técnicas
actuales y con las necesidades de los mercados contemporáneos, parece
claro que es preciso un nuevo tipo de moneda liberada de los yugos de los
tipos pasados que todavía la someten y, en ella, someten el mercado
y la sociedad.
La acumulación de las técnicas agrícolas, la mejora
en los sistemas de transporte, el engrandecimiento de las ciudades... condujeron
a la ampliación de los mercados y a la necesidad de unos intercambios
más ágiles y más universales. El uso de los metales
preciosos como moneda favorecía la resolución de estos problemas
de una forma mucho más adecuada que el laborioso sistema de fichas
y bullae de arcilla. El dominio de las técnicas de manipulación
de los metales preciosos permitió ir pasando de su uso inicial en
pepitas, en polvo, en grano, en pequeños lingotes al de piezas acuñadas
con la garantía del rey.
El interés de los individuos y de las empresas prevaleció
por encima de los intereses ancestrales de las comunidades y del ámbito
común. La libertad de comprar, vender y enriquecerse se consideró
más importante que la protección contra el mal uso de esta
libertad, que había sido prioritaria durante siglos.
Los mercados crecieron y, con ellos, las guerras que abrían nuevos
mercados y que fortalecían a los Estados que las ganaban. Todo crecía
hasta que, por falta de numerario, aparecía la crisis. Nuevas conquistas,
costosísimas, para asegurar nuevos yacimientos de oro... Ésta
ha sido una parte importante de la historia. A falta de oro suficiente
para pagar a los ejércitos, el rey re-emite las propias monedas
con menos peso, o las funde y emite nuevas con menos valor real y el mismo
valor nominal. Ésta es la historia de las constantes falsificaciones
oficiales. Hasta que llegó la gran inflación con la expoliación
de las Américas. Europa se llena de oro, el comercio aumenta y también
la inflación galopante. Pero, al cabo de un tiempo, de nuevo el
oro vuelve a ser insuficiente. Ya siempre será escaso. La plata
seguirá un camino semejante. Pero en medio del hervidero ya se está
preparando la alternativa. Papel e imprenta.
Primeramente, certificados de depósito y letras de cambio. Después,
billetes de banco al portador. Más tarde, el Estado toma el monopolio
de emisión. Papel, simple papel impreso, y confianza. Cuando se
pierde la confianza, la hiper-inflación se repite y deja su rastro
de miseria y guerras.
¿Cómo conseguir una moneda que sea tan ágil como
un billete de banco pero que, al mismo tiempo, responsabilice a quien la
usa? ¿Cómo conseguir una moneda que además de ser
ágil y responsabilizadora permita la equivalencia entre ella y el
valor de lo que se compra y se vende? ¿Cómo conseguir una
moneda que no contraponga la libertad privada con la protección
comunitaria de un uso antisocial?.
La electrónica tiene ya a punto un instrumento monetario que,
con determinadas condiciones de aplicación, puede cumplir esta necesidad
de máxima agilidad y, al mismo tiempo, máxima fidelidad en
la información. Durante 4500 años los instrumentos no nos
han permitido resolver el problema satisfactoriamente. Ahora disponemos
de instrumentos apropiados y ahora, también, somos conscientes del
conjunto del proceso sufrido y de las grandes insuficiencias instrumentales
y políticas que tenemos para conseguir resolver los urgentes problemas
planteados.
Como conclusión del repaso hecho a los cambios monetarios, los
autores de La monétique, partiendo de la experiencia francesa,
exponen lo que según ellos, ha intervenido, a lo largo de la historia,
para producir cambios en los medios de pago, es decir, en los instrumentos
monetarios.
«Los nuevos medios de pago nacen en períodos de mutación
económica y social. A falta de un consenso nacional, necesitan,
para su difusión, el soporte de un agente económico fuerte.
Por esto, su difusión masiva es siempre retardada hasta el día
que la economía real está verdaderamente necesitada de una
reorganización de los flujos monetarios y necesita, por tanto, el
cambio del objeto monetario que es el medio de pago.
Estos mismos problemas y conflictos han resurgido, una vez más,
a partir de los años setenta con la emergencia de la moneda electrónica.
Es la competencia entre la banca, el comercio y el Estado lo que constituye
el motor de la evolución del sistema de pago.
Teniendo en cuenta la historia, una hipótesis nos parece que
ha de ser retenida: a cada medio de pago dominante, corresponde un actor
económico dominante, y el primero se convierte en el instrumento
de dominación del segundo.
Frente a un actor que asegura su dominación monetaria sobre el
circuito de un medio de pago dado, la instauración de un nuevo orden
monetario pasa necesariamente por la promoción de nuevos medios
de pago más adaptados y por un esfuerzo de diversificación.
Se podrá, entonces, comprender mejor la emergencia de esta nueva
fase de racionalización y de redefinición de las fronteras
entre los agentes -que llamamos el fenómeno monético- en
esta crisis estructural que conocen los sistemas capitalistas desde los
inicios de los años setenta1».
También podemos considerar otras «constantes» que
los autores no destacan suficientemente o que, simplemente, no recogen.
A cada nuevo instrumento monetario, normalmente introducido por los
«financieros», el Estado responde, al cabo de un tiempo, intentando
apropiarse del invento, reglamentándolo y, si puede, monopolizándolo.
Y a cada reacción del Estado, los «financieros» introducen
un nuevo instrumento que les devuelve la ventaja durante un tiempo.
En este siglo, los cambios son tan rápidos que el Estado e incluso
los «financieros» tradicionales (banqueros) están perdiendo
la iniciativa frente al uso inteligente de la monética por parte
de corporaciones comerciales e intermediarios financieros, que emiten sus
propias tarjetas de crédito o de débito.
Una constante histórica también parece cierta: cuando
el Estado reglamenta un nuevo medio de pago los «financieros»
no acostumbran a oponerse frontalmente. Son buenos ciudadanos que dirigen
respetables instituciones obedientes a los poderes públicos. Si
pueden, mantienen el uso sutil y, si no pueden, empiezan a buscar un nuevo
medio de pago que les vuelva a dar ventaja.
El momento parece adecuado para el cambio de instrumento monetario.
De hecho, el cambio instrumental se está dando a toda velocidad.
Según FUNDESCO2,
algunos de los elementos del proceso de innovación financiera serán:
- 1992. Funcionamiento, en tiempo real, de la totalidad de la operativa bancaria.
- 1993. Gestión integrada de las comunicaciones bancarias.
- 1994. Normalización de los sistemas de identificación personal
en las tarjetas de plástico.
- Interoperatividad entre todas las redes de cajeros de la CEE.
- Difusión de tarjetas inteligentes en más del 30% de los usuarios
de tarjetas.
- 2000. Implantación de un sistema operativo universal.
¿Quién conducirá el cambio de aplicación coherente
y democrática de la monética?.
Notas:
1Muldur,
Ugur, y Dincbudack, Nezih, La monétique, Editions la Découverte,
París, 1987, página 24.
2Rodríguez
Antón, José Miguel, y Bueno, Eduardo, La Banca del futuro,
Pirámide, Madrid, 1990.
|