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Dolors Marin Tuyà.
Artículos publicados en la revista Penedès Econòmic.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.
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Publicaciones:
Lluís Maria Xirinacs.
Agustí Chalaux de Subirà, Brauli Tamarit Tamarit.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Magdalena Grau Figueras,
Agustí Chalaux de Subirà.
Martí Olivella.
Magdalena Grau,
Agustí Chalaux.
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Capítulo 4. El buen uso de los instrumentos.
Otro uso «responsabilizador-informador» de la
moneda no depende, sin embargo, solamente de la buena voluntad y de la
moralidad de las personas, sino que depende, también, del tipo de
moneda, es decir, de las características del instrumento monetario.
Fácilmente caemos en la tentación de considerar que el buen
o mal uso de un instrumento depende, casi exclusivamente, de la buena o
mala voluntad de quien lo usa. Sin negar la importancia de esta buena o
mala voluntad hemos de reconocer que el propio diseño de un instrumento
puede facilitar su buen o mal uso.
La información que el usuario tenga sobre los peligros y las
posibilidades, la penalización o impunidad de su mal uso, el tipo
de mecanismo de seguridad que lleve incorporado, el nivel de aceptación
entre la población, los mitos que lo envuelven... son un conjunto
de variables que facilitan y orientan un uso determinado de cualquier instrumento.
Los instrumentos de caza o/y guerra -desde el puñal, la lanza y
el arco hasta la escopeta- incorporan, en cada cultura y momento histórico,
este conjunto de «precauciones» y «cautelas», que
llegan a ser más complejas a medida que aumenta la complejidad del
instrumento.
Hoy, hablando de tecnología, no sólo se debe tener en
cuenta el hardware (el instrumento, el aparato...) y el software
(las reglas que permiten usar el hardware), sino también
lo que se llama el brainware (knoware), (el porqué, cómo,
cuándo, dónde... usar el hardware y el software1).
«Jugar con fuego» es una expresión que indica la
peligrosidad del uso de determinados instrumentos. Todo instrumento tiene
su contexto, fuera del que o es inútil o/y es peligroso (una navaja
lanzada en una playa, un coche para navegar). El uso de todo instrumento
requiere un mínimo de formación y/o habilidad (no se deja
un cuchillo a un niño ni un automóvil a quien no sabe conducirlo).
Todo instrumento, a mayor peligrosidad, mayores medidas de precaución
tiene (la funda de un puñal, el cinturón de seguridad...).
Hay instrumentos de control que sirven para «medir, documentar, registrar...
el uso de otros instrumentos (contadores, grabadoras...) con la finalidad
de conocer los límites, los consumos o las responsabilidades (velocímetro,
taquímetro...).
De estos cambios instrumentales hay algunos especialmente significativos:
los instrumentos de autocontrol de cualquier sistema, siendo aparentemente
insignificantes, tienen una gran importancia para conseguir un equilibrio
del sistema en cuestión, sea en el aspecto de eficiencia sea en
el de responsabilización de sus usuarios. En el primer caso tenemos,
por ejemplo, todos los aparatos cibernéticos de autorregulación
(termostatos, piloto automático...); en el segundo tenemos los sistemas
de autodocumentación (taquímetro de los autocares que dejan
huella documental de las imprudencias del conductor, la caja negra de los
aviones que registran los posibles fallos mecánicos o humanos).
Nadie se extraña de que en sistemas complejos o de alto valor estratégico
se introduzcan estos instrumentos de autorregulación y de autodocumentación.
En cambio, parece que nos invada cierta angustia de disponer de estos sistemas
para autorregular y autodocumentar aparatos tan delicados, complejos y
trascendentales como son la economía, la política, la justicia
y la información.
Se reconoce el derecho a que las autoridades monetarias pongan límites
a la invención bancaria de dinero, pero los instrumentos de que
disponen son, en general, ineficaces e insuficientes. Se reconoce que la
Justicia ha de garantizar el Estado de derecho y la igualdad de todos ante
la ley, pero los instrumentos son insuficientes e ineficaces, tanto en
la parte de documentación como en su independencia real frente al
Estado y frente a los poderes fácticos.
Se intentará ver qué características debería
tener un sistema de información que permitiera optimizar y responsabilizar
la toma de decisiones a todos los niveles (territoriales, desde el barrio
al Estado) y ámbitos (política, mercado, justicia...). Podríamos
enumerar algunas:
- que no fuese burocrático, que no precisara de millones de funcionarios,
de inspectores ni de policías.
- que fuese automático al máximo, que no precisara declaraciones
ni documentaciones complicadas.
- que no dependiera ni de Hacienda ni de la policía ni del Ejecutivo
ni de empresas privadas, es decir, que no estuviera en manos de nadie que
tenga capacidad para actuar en contra de los ciudadanos, por encima o por
debajo de las leyes.
- que respetase y protegiese la intimidad de todas las personas, pero que
esto no fuera la excusa para encubrir irresponsabilidades y crímenes,
tanto públicos como privados.
- que en lo referente a asuntos de carácter general -no personal-
fuese transparente y accesible, es decir, al alcance de los diferentes
niveles de comprensión.
- que facilitase una mejor producción y distribución de bienes,
pero dentro del marco ecológico.
- que facilitase una mejor participación y responsabilización
de la toma de decisiones políticas.
Nos haría falta buscar cuál de los instrumentos o sistemas
informativos actuales podría tener, con las modificaciones convenientes,
estas características.
Es posible que en esta búsqueda encontremos que el sistema monetario
puede ser adaptado de manera consciente para que, en un marco coherente
y democrático, reúna estas características.
Nos es, pues, preciso estudiar muy bien, en el caso de la moneda (hardware),
hasta qué punto sus características (software) son,
al mismo tiempo, favorecedoras de determinados usos (brainware)
antisociales o antieconómicos y hasta qué punto es posible,
social y técnicamente, modificar estas características por
otras que faciliten sus funciones positivas, con el mínimo de disfunciones
negativas, como se hace con cualquier problema instrumental o tecnológico.
Nota:
1Zeleny,
Milan (1983). La sfida della complessità, Feltrinelli, página
403.
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