Diario de un senador.
Mundo Diario. Viernes, 7 de Abril de 1978.
Santa Coloma no quiere prisión.
Nada tengo que ver con el proyecto, verdadero o supuesto, de ubicación de la nueva cárcel de hombres de Barcelona en terreno de Santa Coloma de Gramanet. Su vecindario, como antes el de Sentmenat y el de otros municipios, se ha negado en redondo. En mi peregrinar por los pueblos, encuentro la misma repulsa para vertederos, desviaciones de ríos, centrales térmicas o nucleares, autopistas, etc.
De siempre ha costado que una comunidad municipal acepte la servidumbre de instalaciones para fines supramunicipales y más difícil resulta aún si esas instalaciones son de algún modo sucias.
Esta resistencia aumenta aún más de tono, después de 40 años de continua explotación de bienes de equipo municipales en provecho de entidades privadas o de entidades públicas supramuncipales. El vecindario, en todas partes, está hipersensibilizado y, por sistema, a todo dice que no.
Incluso cuando la autoridad a cualquier nivel sea ya democrática, cosa que aún queda lejos, encontrará graves dificultades para hacer comprender al pueblo proyectos preparados con la mejor buena intención y con la máxima solvencia. La desconfianza acumulada es tan grande que por muchos años resultará extremadamente arduo el ejercicio de la autoridad en este terreno.
Existe una solución fácil, para la que, a mi juicio, el pueblo está maduro y entrenado, pero que desde las elecciones del 15 de Junio hasta el presente suscita oposición entre los partidos ganadores. Me refiero a las asambleas populares de barrio, de municipio, de comarca y del Principado. En ellas los ciudadanos pueden contemplar cada problema situado en lugar del conjunto de la problemática social. A través de ellas sería posible un buen reparto de las cargas generales en los diferentes municipios, de modo que no tenga siempre que cargar como peor el municipio más débil. Ellas constituirían el puente que salvaría el abismo actualmente existente entre las autoridades y las grandes masas inorgánicas actuales.
¿Por qué los partidos parlamentarios temen más un pueblo organizado en asambleas que las enormes masas multitudinarias tan expuestas a manipulaciones demagógicas?
Recomendaría la lectura cuidadosa de las primeras páginas del libro de Bernanos «Les grands cimetières sous las lunes» (1938) escrito a raíz de nuestra guerra civil.
Lluís M. Xirinacs.