Diario de un senador.
Mundo Diario. Miércoles, 29 de Marzo de 1978.
A Ángel Sánchez.
Querido compañero de penas y fatigas periodísticas: Recién llegado de visitar los trabajadores españoles en Suiza, leo la prensa barcelonesa atrasada y me he parado en tu «Olla vacía» de 22-3-1978, dedicada a la concentración de parados de Madrid.
Sabes que muy a menudo se me acusa de testimonialismo. En la jerga política actual se suele llamar testimoniales a las acciones que se quiere que parezcan imposibles de alcanzar, precisamente porque se pueden alcanzar y no se quieren alcanzar. La petición de indulto para los presos sociales no era ninguna utopía como el comunismo final o la desaparición de las clases sociales opuestas. Era algo que se pudo y aún se puede conseguir si se busca un electoralismo sólido y no de coyuntura. La crispación coyuntural enerva a los partidos democráticos y les hace más mal que bien. Esos partidos tenían en su mano el indulto y votaron no.
Ahora, con los parados vuelve a pasar lo mismo, con el agravante de que no se trata de un grupo de diez mil marginados sino de un grupo de un millón y medio de marginados. Tú alabas la causa de los parados. Luego avisas de los peligros que el tema bordea y, en especial, el peligro de la manipulación de la derecha. Das buenas pruebas de ello en tus recortes de prensa. Igual ocurría con el indulto de los presos sociales. Pero tildas la misión de testimonial y pides, a poder ser, que el movimiento unitario de parados, que se está gestando, fuese articulado con la lucha sindical de todas las centrales obreras.
No sé si sabes que este movimiento, perfectamente posible y por tanto no testimonial, hace ya mucho tiempo que se está gestando porque la tragedia de los parados viene de antiguo. Yo propuse al SU y a la ORT, únicos que luchan en este terreno desde el principio, si verían bien la formación de una comisión intersindical de parados. No pusieron ninguna dificultad, ni hicieron valer los meses que ya llevan ellos de lucha por delante. Las grandes e insalvables, de momento, dificultades sólo vienen de las grandes sindicales y de los grandes partidos populares que, una vez más, a mi juicio, se han dejado llevar del deseo de éxitos fáciles a corto plazo, olvidando un campo que les es propio como el que más. ¿Quién es el que está parado?
Lluís M. Xirinacs.