Diario de un senador.
Mundo Diario. Domingo, 26 de Marzo del 1978.
Emigrantes en Suiza (1).
Actualmente sólo en Suiza trabajan unos 70.000 emigrantes del Estado español. En los mejores tiempos ascendieron a 120 ó 130 mil. Eso nos da una idea de la inmensidad de la emigración laboral general. Y aunque quieran, no pueden volver. En Suiza tienen trabajo, en la tierra de origen el paro no hace más que aumentar. Y no obstante, quieren volver. Están nerviosos. Temen que cuando más tarden, más difícil será el regreso.
Cuando los empresarios suizos necesitan mano de obra, llenan unos impresos. El Estado suizo hace una primera selección. Rebaja drásticamente el número de peticiones. Luego la lista pasa a los estados sobrados de mano de obra. Hay tratos secretos entre el Estado receptor y el Estado dador de mano de obra. Este último cobra por ceder trabajadores. Luego el Estado sobrado de trabajadores en paro distribuye las hojas por los diferentes territorios proporcionalmente a la distribución de paro.
Los obreros que se apuntan van así al país que los acoge con su contrato de trabajo. En la empresa de destino se formaliza el contrato.
Automáticamente se empieza a pagar los impuestos. Se pagan globalizados, los referentes al municipio, al cantón y a la Confederación. Incluido ya el impuesto religioso para católicos y protestantes. Quien se declara no creyente paga igual un impuesto para fines humanitarios. Con este impuesto humanitario Suiza suele ser la primera que envía ayuda cuando ocurre una catástrofe en cualquier punto del planeta. El impuesto religioso sube alrededor de 100 francos suizos al año. Unas 8.000 pesetas. El impuesto general viene a equivaler a dos meses de sueldo. Por otro lado, hay que pagar los seguros. El de enfermedad y accidentes tiene unos mínimos obligatorios, pero no es necesariamente estatal. El de vejez sí es estatal.
La Iglesia suiza atiende económicamente todo el servicio religioso. Existen actualmente 37 sacerdotes españoles para nuestra emigración. En el aspecto laboral, educativo, de vivienda, etc., existe un incipiente y deficiente servicio suizo llamado «Comunidad laboral para las preguntas que puedan hacer los extranjeros». Para cobrar funciona bien el Estado. Para ayudar funciona mejor la Iglesia incluso en aspectos no religiosos. En estos sitios el cura es un poco el remedialotodo.
Lluís M. Xirinacs.