Diario de un senador.
Mundo Diario. Sábado, 18 de Marzo de 1978.
Som una nació.
Los periódicos reflejan un aire de satisfacción porque al fin después de días de angustia se ha recuperado el término «nacionalidades». UCD dejó en esto y en algunas otras cosas plantada a la Alianza Popular y se fue con los grupos nacionalista y comunista. Por primera vez se reconoce la existencia de nacionalidades en el Estado español. Es un avance. Pero el precio inmediato es que el artículo en cuestión ha quedado redactado de una forma anómala. Para contrarrestar el término se incluyen en el mismo párrafo frases como «la unidad de España como patria común e indivisible» y «la indisoluble unidad de la nación española».
1°. No se puede estar de manera alguna de acuerdo con que se le imponga a uno la patria. Eso debiera ser plebiscitado, no impuesto, y plebiscitado por separado. ¿Quiénes son los ponentes para imponer una patria a nadie?
2º. No es aceptable el equívoco que se plantea en un mismo párrafo constitucional entre el término «nacionalidades» referido a los pueblos del Estado y el término «nación» referido al Estado español.
Nuestro presidente, nuestros partidos y el pueblo catalán lo han dicho bien claro: «Catalunya és una nació». Sobre eso ni hace falta plebiscito, ni hace falta autodeterminación. Es un hecho aceptado. Y sin embargo el redactado constitucional dice, sin lugar a dudas, lo contrario. Mucho más correcto estaba el texto anterior. Quizás los grandes partidos, comprometidos con el Ejecutivo, tendrán que tolerar este texto injusto y humillante. Pero desde la situación en que hoy me hallo yo, no podré darle mi asentimiento para que conste ante la historia que Catalunya no renuncia a unos derechos inalienables.
Lluís M. Xirinacs.