Diario de un senador.
Mundo Diario. Jueves, 9 de Marzo de 1978.
Democracia de trampa y cartón.
El Consejo de Guerra contra los cuatro detenidos de la compañía teatral «Els Joglars» me cogió en Murcia. No puede asistir. A mi regreso a Barcelona me encuentro con la sentencia, con las calles invadidas de manifestantes y de policías, con los periódicos invadidos de protestas y de peticiones de amnistía.
Cuando el ciudadano lea estas líneas estaré volando a Madrid para asistir al Pleno del Senado. ¿Debo asistir a ese Pleno?
Al presentarme a las elecciones hice el propósito de hacer todo lo posible para apoyar y ayudar a la incipiente democracia. Ni Arias, ni Fraga, con sus aperturismos, dieron unas garantías mínimas. Parecía, en cambio, que Suárez sí las daba. Yo pensé: «Te portarás bien; les darás confianza; verán que la oposición es responsable y razonable y se atiene a las leyes del nuevo juego». Pero ya entonces se hizo trampa. Se trató de escamotear la amnistía previa. No me quedó más remedio que ponerme de pie, en señal de protesta. Luego acabaron dando una amnistía, coja de indulto a los presos sociales, que provocó la tragedia de la historia y el regreso a la represión franquista en las cárceles. Y no me quedó más remedio que quedarme fuera de la sala de sesiones, en señal de protesta.
Ahora se vuelve a ver que no hay democracia. ¿Cómo puedo yo compartir culpablemente las tareas legislativas del Estado si éste vuelve a portarse dictatorialmente como en los viejos tiempos? ¿Cómo puedo aceptar que delante de todo el mundo se incumplan los Pactos de la Moncloa? ¿Qué quiere el régimen anterior? ¿Utilizar a los bobos de la oposición para disimular la perpetuación indefinida de sus instintos insaciables? ¡Anda ya!
Sintiéndolo con todo corazón me veré obligado a seguir haciendo numeritos de los míos para que se vea claro que este Senado, del cual formo parte, no quiere la verdad sino la trampa y el cartón.
Lluís M. Xirinacs.