Diario de un senador.
Mundo Diario. Martes, 14 de Febrero de 1978.
Barbarie política.
La gente no sabe y las autoridades no quieren saber de la existencia de unos nuevos presos que se han vuelto responsables, que quieren ser democráticos. En la prisión de Barcelona redactaron un «convenio colectivo de convivencia», a base de unas nuevas «relaciones humanas de disciplina, responsables y justas con los presos».
Quieren los mismos derechos y obligaciones para todos los presos de cada galería, con todas las consecuencias y el disfrute colectivo de todos los beneficios.
Cada galería elegirá una representación de la comunidad por voto democrático y mayoría absoluta. Cada elegido se hará cargo de un servicio: limpieza, gavetas, paquetes, biblioteca, deportes, administración y portavoz.
Los seis miembros elegidos se coordinarán entre sí, asesorados por los funcionarios, con la colaboración de todos los presos. Ellos serán reconocidos por la dirección.
Luego sigue un preciso articulado para cada contacto constante con los funcionarios, jefatura de servicios y dirección sobre cuantos problemas se deriven de las necesidades de la galería. Se encargará de informar de la conducta llevada por abusos de todo tipo y averiguar la verdad de todos los hechos que con justicia sean sancionados y aceptados por la plantilla de funcionarios. Para realizar este difícil trabajo, se expondrá en el tablón de anuncios la relación de hechos sancionados por la Junta del centro para defensa y acusación. Todas las sanciones se cumplirán en la galería correspondiente.
¿Piensa la gente de la calle que está impidiendo un único indulto que rebaje sus penas, exageradas por el franquismo, a unos presos que realmente quieren rehabilitarse y están dando muestras palpables de ello, con la confección de este Convenio tan moderado y sensato?
No sé si sabe el público que precisamente los presos que han escrito este convenio, han sido arrancados con malos modos de la prisión de Barcelona y trasladados a la lejana prisión del Dueso (Santander), donde la autoridad va reuniendo los presos democráticos de todas las cárceles, mientras en las prisiones del Estado todo vuelve al estilo represivo franquista, con las mafias de presos antisociales, extorsionadores, violadores, drogadictos y chivatos.
Desde Ocaña y desde otros penales los presos responsables que quedan nos escriben pidiéndonos que gritemos que los reprimen con fuerza, que los incomunican y censuran como en los viejos tiempos.
El ministro de Justicia lo dijo: «Tenemos fuerza suficiente para aplastar toda la lucha carcelaria». Lo que no dijo es que no le da la gana de resolver los problemas que tienen solución, que prefiere ahogarlos en deportaciones y palizas. La UCD finge que la causa de la delincuencia está en los presos para no perseguir la evasión de capitales y la refracción de inversiones, para no resolver el paro obrero, para regresar a la represión, única solución posible cuando no se quieren solucionar las cosas.
Lluís M. Xirinacs.