Diario de un senador.
Mundo Diario. Viernes, 10 de Febrero de 1978.
Una ley impopular.
Estoy en uno de los momentos más difíciles de mis ocho meses de senador. «Mañana se debatirá la aceptación o no aceptación de una proposición de ley de indulto para los presos sociales. El ejecutivo, por boca de los ministros del Interior, de Justicia y del secretario de la Presidencia del Gobierno para la relación con las Cortes ya dijo que era inoportuna y que no habría indulto. El poder judicial por boca de los fiscales generales se manifestó en el mismo sentido.
Es claro que Alianza Popular y Unión de Centro Democrático no la quieren. Con sorpresa, el PSOE y otros partidos parece que también la encuentran inoportuna.
La calle ha estado traumatizada por un aluvión de narraciones siniestras y de conexiones horrendas explicadas en muchos medios de comunicación. Es cierto que es una ganancia democrática saber que pasa en la calle. Pero la gente no sabe que antes la cosa iba peor, pero se ocultaba. Un senador del PSOE, que por disciplina de partido probablemente votará en contra, me decía que ha estudiado, por ejemplo, los delitos contra la honestidad –léase violaciones, etc.– en la década de los sesenta, y encuentra unos cuatro mil en un año, mientras que en la década de los setenta encuentra unos mil. ¿Ha aumentado la delincuencia o más bien el conocimiento que tenemos de ella? Bandrés y yo hemos recibido muchas sugerencias para que retiremos la proposición. Tenemos, pues, a nuestro alrededor, un panorama cerrado.
Sin embargo, esta vez tengo una convicción muy profunda de que la tragedia, única que yo sepa en el mundo, de sufrir 40 motines en un año, sólo se acabará con un indulto anexo a la amnistía política. No será posible la reforma penitenciaria mientras exista la reivindicación de este indulto excepcional. Nos conviene, por tanto, no dar largas al asunto sino acabar de una vez con la reivindicación del indulto, dándolo.
Eso mismo dije hace cuatro meses. No se atendió y ha aumentado la gran confusión. Temo que la confusión siga si se rechaza la propuesta. La mantengo, pues, sin dramatismos, pero con firmeza. Entro por primera vez, después de tres meses, en el salón del Senado, porque en dicha proposición ya figura en el orden del día.
En el buzón de muchos diarios habrá tantas cartas contra mí como las que acabo de recoger en mi buzón del Senado. Los que pedimos indulto no estamos locos, amigos de todos los buzones. También queremos paz y orden. Un día de éstos hablaremos libremente de orden y duramente de paz.
Lluís M. Xirinacs.