Diario de un senador.
Mundo Diario. Sábado, 4 de Febrero de 1978.
Castilla, nación subdesarrollada.
Señor Luis A. López Sevilla: paso a contestar su carta que me dirigió en MUNDO DIARIO de ayer. Me duele algo su tono un poco duro e incomprensivo. Hágase cargo que su carta es más larga que cualquiera de mis columnas y que me es difícil en tan poco espacio, dar cabida a todos los matices que exige cualquier tema que se toque. Le pido, pues, a usted y en general a los lectores un poco de comprensión en este sentido. Y le digo esto, porque por su carta parece que Usted me trata como enemigo suyo y de la nación castellana, cuando yo me considero un amigo. Siempre he dicho que Castilla era uno de los países más oprimidos de España, que fue la primera en perder su autonomía nacional a nivel político de hecho, no a nivel de derecho, y de estructuras, soy totalmente contrario al fenómeno que produce desarrollo por un lado, subdesarrollo por otro.
Pero pido a usted que quiera comprender que ha sacado el tema del marco. Usted ha trasladado el problema del campo nacional estricto al campo económico que, por su misma naturaleza es internacional y no conoce fronteras. Madrid está en Castilla como Barcelona está en Catalunya. Y si en Castilla hay subdesarrollo, paséese usted por las comarcas del Pallars, del Alt Urgell, las Garrigues, la Terra Alta, el Priorat, etc. de Catalunya y encontrará también quienes «siguen meando en el corral porque no saben lo que es un retrete». Reconozco, sin embargo, que seguramente en general hay más subdesarrollo en Castilla que en Catalunya y me duele y lucharé porque así no sea en adelante.
Ahora bien, cuando digo que Castilla es opresora y Catalunya oprimida, me refiero al asunto estrictamente nacional. En rigor –y con ello me corrijo– debiera haber dicho Castilla instrumento de opresión en manos de un capitalismo compuesto de catalanes, vascos, castellanos, gallegos, franceses, suizos, alemanes y norteamericanos. Pero usted no podrá negarme, que la lengua castellana, el derecho castellano, las cortes castellanas, las costumbres castellanas y un etcétera muy largo han sido impuestos en Catalunya. Sólo en este sentido estrictamente nacional hablaba yo.
Lluís M. Xirinacs.