Diario de un senador.
Mundo Diario. Viernes, 27 de Enero de 1978.
A la opinión pública.
Han matado a Joaquim Viola i Sauret y a Montserrat Tarragona i Corbella. De nuevo la opinión pública ha sido aterrorizada. De nuevo Martín Villa ha cargado las culpas a la amnistía, refiriéndose al caso Bultó; ha puesto dificultades al indulto para los presos sociales y ha dicho que los países con democracias consolidadas tampoco están exentos de terrorismo.
Con toda la fuerza que me da mi larga lucha contra toda clase de violencias quiero llamar la atención a la opinión pública para que no se deje engañar. La concesión de amnistías e indultos no es competencia de orden público ni de jueces. Es asunto de alta política, propio de los órganos de máxima soberanía: Congreso y Senado. El trabajo de las fuerzas de orden y de los tribunales es el de esclarecer, probar y sentenciar unos hechos. Y pregunto yo, ¿qué claridad, qué pruebas y sentencias existen sobre los hechos referentes a la muerte de Carrero Blanco, al atentado de la calle Correo de Madrid, a las muertes de Montejurra y Vitoria, a los secuestros de Oriol y Villaescusa, a las muertes de la calle Atocha de Madrid, a las muertes del catalán Bultó, al atentado de «El Papus», etc.?
¿Por qué dirigir la atención de la opinión pública hacia unos pobres diablos de izquierda o de derecha, los terroristas de la base, y no referirse nunca a un sindicato del crimen propiciado y usado desde la sombra por grupos poderosísimos, o a las acciones desestabilizadoras financiadas y dirigidas por agentes de Estados honorabilísimos?
¿Sabe la opinión pública que enfrente de este terrorismo de los importantes, las acciones concretas realizadas por los pobres diablos de la base, a más de resultar insignificantes resultarían imposibles? En una sociedad injusta existen obsesos dispuestos a matar, pero sólo existen los medios para conseguirlo cuando así lo desean las «manos finas que mandan matar», como cantaba Raimon.
Cuando la opinión pública oye la palabra «terrorismo» ¿piensa que el terrorismo industrial sólo lo fabrican los grandes? ¿Saben que precisamente esos grandes son los que impiden una democracia popular auténtica, con rostro humano y quieren una democracia salvaje con espionaje desestabilizador propiciado por las multinacionales y por los Estados omnipotentes, con sindicatos del crimen financiados por partidos políticos sin base popular pero con mucho dinero, con mafias toleradas para tener aterrorizada la población, con cursillos de terrorismo camuflados en universidades extranjeras pagados a jóvenes que luego se infiltrarán en ingenuos grupos libertarios de extrema izquierda, etc.? Pronto España será una mafiosa democracia occidental.
¡Cuidado, opinión pública, cuando votes! No sea que vayas a votar a tus propios verdugos.
Nota: Pido que este artículo sea leído por las emisoras de radio de buena voluntad. Y ojalá lo fuera por la televisión.
Lluís M. Xirinacs.