Diario de un senador.
Mundo Diario. Martes, 24 de Enero de 1978.
Anticorrupción.
Me escribe un procurador de los tribunales:
«Se encuentran en estos momentos en el Senado frente a un monstruo: los presupuestos del Estado. ¡Quién pudiera penetrar ellos y conocer sus intimidades y secretos! Sería algo impresionante y sensacional a la vez que posiblemente podría remediar muchas calamidades nacionales y reparar muchas injusticias, pero lo veo casi imposible. Como ante un gran paquete, les dirán a ustedes lo toman o lo dejan, y vayan deprisa porque hay que seguir manteniendo lo que se ha mantenido desde hace años.
»Desde mi infancia oí muchas versiones sobre el INI. A guisa de ejemplo entre tantos, se decía, no hace muchos años, que muchos altos empleados cobraban grandes sumas sin asistir al trabajo, en una de sus grandes empresas. Otros, también sin trabajar una vez al mes iban a firmar un recibo y, además de su empleo habitual, cobraban cincuenta mil pesetas mensuales, a cargo de lo que se quedaba con el recibo, y cosas por el estilo. En estas grandes empresas del INI sólo se publican los balances de pérdidas y ganancias, pero, pregunto ¿por qué se aprueban si no hay unos comités de investigación que materialmente comprueben, en el capítulo de pérdidas, detalladamente y documento por documento cuáles son esas pérdidas? Eso no lo ha hecho nunca nadie, en detrimento del pueblo español y sería una «estrella» el diputado o senador que ante el país reclamara claridad, honestidad y honradez, cuando, por otra parte, hacen falta escuelas, hospitales e incluso cárceles decentes.
«Hay mucha corrupción en el país aunque se han atacado las raíces de tantos males. Existen en el país cargos oficiales desde hace muchos años, que no tienen por qué existir; sueldos enormes que no se concibe que existan en ningún país civilizado. Hay que acabar con todo esto y celebraría que alguien pidiera al Gobierno –con el aplauso de todos los hombres honrados– que se nombrara un comité nacional de investigación y limpieza de la burocracia y cargos inútiles, con lo que se podrían ahorrar miles de millones.
«Espero que algún día pueda saber que todo esto va por buen camino y verlo a pesar de mis años, pues he esperado tanto...».
Por la transcripción:
Lluís M. Xirinacs.