Diario de un senador.
Mundo Diario. Domingo, 22 de Enero de 1978.
Hechos y derechos.
El corto y el largo plazo son fuentes inacabables de pelea política. O dicho de otra manera, nunca se sabe si es mejor en política conseguir hechos o derechos.
Ahora, UCD habla de ceder y permitir el término «nacionalidades» a condición de apretar las tuercas de hecho en los artículos prácticos para asegurar mejor la unidad de España. Nos regala un derecho ante el cual el Tenorio diría: «muy largo me lo fiáis» y en concreto nos atornilla más.
También los catalanes andamos divididos por el mismo problema de fondo. Los socialistas quieren que queden definidas en la Constitución las competencias de los territorios autónomos porque temen que de hecho el Estado se lo vaya mermando todo. En cambio, nacionalistas y comunistas quieren indefinidas en la Constitución las competencias autonómicas, con la intención de salvar la soberanía de las nacionalidades, derecho fundamental, y dejar constancia de que los poderes del Estado son cedidos libremente por las nacionalidades en ejercicio de esta misma soberanía.
Una tercera polémica en el mismo sentido surgió el año pasado entre los diputados representantes de las diputaciones catalanas en el Consell provisional. Así, de hecho, los tenía sujetos a su disciplina. Pero los partidos se opusieron arguyendo que era reconocer un derecho en el nuevo Consell a unos hombres elegidos a dedo.
No existe respuesta general ante el dilema del corto o del largo plazo. Quizá si alguna respuesta hubiera en unos tiempos muy pragmáticos y muy ideológicos, teniendo en cuenta que quien tiene el Ejecutivo es aún el bando vencedor de la guerra del 1936, es en la dirección de salvar a antes los hechos que los derechos. Aviso, que es un consejo lleno de interrogantes. Pero, por lo que yo conozco, preferiría más generosa la Constitución para los territorios autonómicos, aún a trueque de perder el término «nacionalidades» por mucho que me doliera su pérdida; preferiría competencias seguras en la Constitución más que un articulado abierto, porque queda abierto a más, pero también a menos y ya sabemos cómo van las cosas, y hubiera preferido unos presidentes de las diputaciones controlados en el Consell, que unos presidentes descontrolados y algunos, según dicen malas lenguas, conspirantes contra la Generalitat, por muy a dedo que hayan sido designados.
Lluís M. Xirinacs.