Diario de un senador.
Mundo Diario. Viernes, 30 de Diciembre de 1977.
La muerte, defensa de clase.
Una vez más se impuso en la política española el sentimiento trágico de la vida, que Unamuno detectara como consustancial en el alma castellana. Una vez más la mentalidad catastrofista y desequilibrada, a ratos quijotesca, y a ratos, sanchopancesca, ha privado en los destinos de este Estado español que no acaba de encontrar su propio centro de gravedad.
MUNDO DIARIO de ayer titulaba el suceso: «La derecha votó muerte» y dejo implícito que la izquierda votó vida. No es una ley que afecte a grandes masas de población, pero afecta a algo fundamental: la Vida. Es todo un símbolo de un talante humano. La derecha votó muerte por mucho que luchó por disimularlo y la izquierda votó vida sin ambages.
La ley electoral en lo referente al Senado favorece la elección de grandes cantidades de candidatos caciques surgidos de la gran abundancia de provincias pobres, deprimidas y despobladas, dominadas por pequeños dictadores que colocaron sus cuatro senadores al lado de igual número de senadores progresistas elegidos en las grandes y prósperas provincias de Madrid, Barcelona, Guipúzcoa, Sevilla, Valencia, Vizcaya, Zaragoza, etc., donde no salió nadie de la derecha o, a lo más, uno. Y estos caciques se habían acostumbrado a jugar siempre la carta de la sangre y de la muerte.
Esta vez, por poco, pero aún la muerte venció a la vida. La ausencia del grupo parlamentario vasco seguramente fue decisiva. Había podido ganar, por primera vez, la vida sobre la muerte, después de tantos años de tragedia.
Dice Curzio Malaparte en «Kaput» que sólo mata quien tiene miedo y porque tiene miedo y llega a matar porque tiene miedo de morir. La derecha tiene mucho miedo. Está según nos patentizó el ministro de Justicia, aterrorizada por el rearme del terrorismo.
El miedo al terrorismo nos parece una pantalla de humo. Existe terrorismo porque la derecha fabrica cantidades industriales de desesperación. Pero el terrorismo sólo asusta a personas. Este tema asusta a las personas sencillas que así pasan a apoyar a la derecha.
Pero la derecha quiere la pena de muerte porque tiene otro miedo, no al terrorismo sino a la izquierda. La derecha se sabe en falso, en la lucha limpia de la democracia enfrente de la izquierda.
Creo que lo más fundamental que hay que decir en este tema es que la derecha se sabe condenada a muerte a sí misma, por eso, por ese miedo, por ese terror mantiene la pena de muerte. Mata quien tiene miedo. Es toda una clase social que se siente amenazada de muerte. Por eso ella, la clase social, con defecciones individuales, es la que vota muerte. Cuando alguien se siente acorralado, se vuelve muy peligroso. En América del Sur podemos observar el mismo fenómeno a escala grande.
Lluís M. Xirinacs.