Diario de un senador.
Mundo Diario. Miércoles, 21 de Diciembre de 1977.
La Moncloa, lo civil y lo militar.
Estamos preocupados. Vengo de Reus. He dado una conferencia en el bello teatro del tradicional Centro de Lectura. Me avisan de que hace pocos días, en este mismo escenario donde estoy hablando, se celebró por última vez el espectáculo mímico «La Torna», de «Els Joglars».
Ahora, además de la prohibición del espectáculo, su director Albert Boadella está en la cárcel. El procedimiento corre a cargo de los tribunales militares. No he visto la obra. Me han explicado los pasajes conflictivos, parece evidente que se pasaron de rosca. Sin embargo, mi opinión es que la verdadera libertad de expresión exige no coartar cosas así. Debería ser el público quien juzgara del acierto o desacierto de una determinada expresión. Eso sería madurez democrática. Si el espectáculo se pasa de rosca, él mismo se perjudica.
Hay algo sin embargo mucho más claro. Me refiero a la reforma legislativa pactada y concordada en el Pacto de la Moncloa. Los dichos pactos recortan las competencias del Código de Justicia Militar por tres razones. «Por razón del delito: parece que una representación mímica puede constituir delito artístico y de expresión, pero no “delito militar”». «Por razón de lugar»: parece que un teatro no es ningún «centro o establecimiento o lugar estrictamente militar». «Por razón de la persona»: un director de teatro no es «personal militar».
Por todo ello, parece evidente que el caso Boadella debiera pasar inmediatamente a los Tribunales Ordinarios.
En fin, también sería conveniente desdramatizar los efectos de las burlas. Muchas he recibido yo. Nunca se me pasó por la mente denunciar a nadie. Me limité a sonreir.
Lluís M. Xirinacs.