Diario de un senador.
Mundo Diario. Jueves, 15 de Diciembre de 1977.
Defraudados.
Como tantísimos otros, debo saludar con alegria la constitución del nuevo Consell provisional de la Generalitat. Tenemos presidente, tenemos gobierno, ya no falta tanto para que nuestro pueblo decapitado vuelva a resurgir de su postración.
Sin embargo, debo insistir en algo importante. Me refiero a la lucha unitaria de los catalanes. El fuerte polo de atracción que representa el ideal democrático produce continuas precipitaciones y pasos en falso muy peligrosos para la consolidación y prestigio del nuevo sistema. A veces, lo mejor es enemigo de lo bueno.
Desde el principio, mucho antes de las elecciones, alisé que, si bien era muy positiva la emergencia de las diferentes líneas de partido, en esta primera etapa constituyente era necesaria todavía la lucha unitaria para establecer las reglas en el campo y el arbitraje de juego de la nueva democracia.
Fueron rechazados todos mis intentos de candidaturas unitarias y siempre la iniciativa de la desunión partió del centro derecha, tanto a nivel de Estado como a nivel de Catalunya. El fracaso, de la tendencia unitaria ha producido un Congreso y un Senado en buena parte estériles. Suerte que con gran penetración por parte de Suárez, tanto para lo general como para cosas particulares de mucha importancia, como la amnistia, todo se ha cocido en reuniones bastante unitarias; cuyo máximo exponente fue el Pacto de la Moncloa.
El perspicaz Carrillo clama por un gobierno de concentración. Y los perspicaces catalanes y el mérito especial recae en los socialistas ganadores que han formado un gobierno catalán de coalición. Eso es loable.
Mi queja amarga es que a pesar del espíritu unitario; a pesar de que los socialistas han renunciado a ser hegemónicos, otra vez también en nuestra tierra el centro y la derecha con sus regateos han hecho algo que creo un mal para Catalunya.
Trias Fargas en Economía y Marta Mata en Educación son dos grandes autoridades, ampliamente reconocidas y por politiquería e interés de grupo ocupan estas carteras, dos personas respetables pero no adaptadas como éstas a esos cargos. Pienso que ni uno ni otro, se hubieran atrevido, en un gobierno de concentración como el que tenemos, a imponer su criterio partidista por encima de la línea de conjunto. Por tanto, no era razón su línea ideológica para privarlos de un cargo que era claramente para ellos. Los catalanes con esos juegos hemos quedado francamente defraudados. Queriendo cumplir escrupulosamente la letra de los resultados del 15 de junio, se nos evaporó el espíritu de esos mismos resultados.
Lluís M. Xirinacs.