Diario de un senador.
Mundo Diario. Viernes, 16 de Diciembre de 1977.
Cuesta abajo.
Tengo la impresión de que para mi están comenzando las vacaciones. Me tocó luchar duro y fuerte a favor del complemento de un indulto para los presos sociales a propósito de la ley de amnistía. Tanto la gran política como el hombre de la calle, por cierto muy manipulado por la gran política, se me pusieron en contra. En las alturas una pared fría y deshumanizada se opuso a mi revindicación. Caían presos, funcionarios, directores, prisiones enteras, directores generales de instituciones penitenciarias y nada. Mientras tanto, por el descenso económico y por otras causas, aumentaba la delincuencia en la calle, el ciudadano se sentía inseguro y me abordaba a mí como responsable de su angustia. En medio de la calle a través de innumerables cartas a la prensa, especialmente en «La Vanguardia», me despedazaron.
¿Por qué se destituye un a director y un subdirector de la prisión de Barcelona después del motín de la Modelo, o porqué se destituye al director general de instituciones penitenciarias después del motín de Ocaña si ellos no son los principales responsables de estos motines? ¿Por qué se me ataca a mí, ante mi petición de indulto, si no soy yo el responsable del aumento de delincuencia en la calle? ¿Por qué estos acusadores, tan valientes ante nosotros, no lucen su cresta ante los altos políticos y sus agazapados poderes fácticos que son los responsables de verdad? ¿Por qué resulta tan fácil montar comisiones parlamentarias de investigación de prisiones cuando ya todos sabemos lo que hace falta más urgentemente, mientras resulta imposible hacer eso que hace falta y que todos sabemos?
Pero bueno, la cosa está cambiando. Los periódicos ya dicen lo que yo decía con tan mala aceptación. Ya hablan por mi: socialistas de Catalunya, Entesa dels Catalans. Los parlamentarios gallegos, Camilo José Cela, en el Club Siglo XXI de Madrid. Ya se hacen festivales de solidaridad con los presos donde intervienen cantantes de nota. A este respecto, puedo irme de vacaciones. La cosa va. Habrá qué darse prisa para llegar a tiempo antes de Navidad. En mi casa tengo cartas terribles recibidas de las prisiones. Pero la cosa va.
Sólo quedan unos asuntillos pendientes: que si la mujer no ha sido amnistiada, que si los militares no pueden volver a sus cuerpos, que si los funcionarios que delinquieron contra el Estado no entran, que si los trabajadores españoles presos en las cárceles alemanas están olvidados por nuestras autoridades muy solícitas en devolver presos alemanes a Alemania, que si no salen a la calle presos por la ley de terrorismo ya derogada, que si los delitos monetarios pequeños no entran nunca en indulto y delitos monetarios grandes nunca entran en prisión, que ya veremos qué pasa con los menores y los recluidos en el Psiquiátrico y muchos etc. más...
Lluís M. Xirinacs.