Diario de un senador.
Mundo Diario. Sábado, 10 de Diciembre de 1977.
Parábola del elefante y la hormiga.
Los minusválidos están viviendo un capítulo más de su ya largo éxodo. Ahora están en el corazón del Poble Nou, un barrio entrañable que se preocupa de ellos, dentro de lo posible. De carambola han ido a parar a una casa de vecinos que han visto espantados como aquello se convertía de hecho en una especie de sucursal de prisión. Policía a la puerta. Controles. Prohibición de circulación libre. Visitas frecuentes de los antidisturbios. El espectáculo de los minusválidos encerrados que no pueden salir a tomar el sol porque pierden la opción a poder entrar de nuevo y el de los minusválidos solidarios que no pueden sumarse a los de dentro y se quedan en la calle a la intemperie.
La pugna es entre ellos y el Ministerio de Sanidad. El Gobierno Civil ha quedado envuelto en la pelea. Los minusválidos son David. El Ministerio es Goliat. Con la ocupación desde primeros de Noviembre del SEREM, que en fin de cuentas es una dependencia estatal, David coloca la piedrecita en la frente de Goliat. El débil pone en situación difícil al fuerte. Este, por un lado, no cede. No habrá negociación si no se desaloja el SEREM. Por otro lado comienza a buscar solución a base de revitalizar una comisión interministerial para minusválidos que estaba dormida. Pero los encerrados temen perder su única fuerza si abandonan los locales. El diálogo entra en un punto muerto. Y la fuerza, por orden del Ministerio, desaloja a los minusválidos, algunos de los cuales estaban incluso en huelga de hambre.
Ahora, después de resistir en el juzgado, están en unos locales del antiguo Movimiento. Los otros dos grupos legales de minusválidos, Auxilia y ECOM, están con ellos. El gobernador pide que disminuya un poco el número de los encerrados para salvar las condiciones sanitarias y promete retirar los controles. Quiere interlocutores en firme y ofrece reanudar las negociaciones con el Ministerio.
Todo ha sido comunicado a los interesados que ahora deliberan muy responsablemente en asamblea, mientras algunos mantienen su huelga de hambre a pesar de las difíciles circunstancias y otros mantienen su guardia a la intemperie día y noche.
El gobernador ha firmado ayer mañana una orden para que un médico los visite cada día.
El arreglo es difícil. Parece que el diálogo revive. Esperamos que las dos partes estén a la altura del momento porque la situación es bochornosa y sin remedio inaplazable.
Lluís M. Xirinacs.