Diario de un senador.
Mundo Diario. Viernes, 9 de Diciembre de 1977.
Basura.
Desgraciadamente me veo obligado a seguir con el tema. Los diarios de estos días van llenos de hechos verdaderamente lamentables y vergonzosos. Sólo citaré dos ejemplos. Los minusválidos que ocuparon el SEREM son tratados exactamente igual como, años atrás, los vertederos de basura de Barcelona. No se sabe qué hacer con ellos. Huelen mal. Crean problemas en todas partes.
En el SEREM, en el Juzgado, en los locales del Movimiento. Ellos, impertérritos, resisten con la única resistencia que tienen, la pasiva. Como un plomo se dejan caer en el sitio donde los lleva la Policía y ahí se quedan, sin moverse a pesar de las presiones que reciben. Algunos han resistido impávidos la larga lluvia del miércoles en plena calle porque la Fuerza Pública no les permitía reunirse con sus compañeros. Modelo sublime de no violencia llevada al extremo. ¡Bendita basura! Para los demás ciudadanos, pura vergüenza.
Los otros son los presos. Nos van llegando relatos espeluznantes de lo que les pasa en las diferentes cárceles. Fue a engrosar su número García Dils «vago y maleante». Ellos han pasado el límite de la resistencia pasiva. Ya no pueden más. Prefiero la esperanza. Se autolesionan, se rajan venas, vientres, se queman vivos. Las autoridades carcelarias tampoco saben qué hacer con ellos y los van trasladando de cárcel en cárcel. Altamente contaminadas son trasladados en conducciones especiales, a escondidas, como los detritus nucleares. Contagian todo lo que tocan. Esos ya no pueden ser no violentos. Bajaron demasiado en su degradación. Son basura maldita ante la cual se vuelve el rostro a otra parte.
El hombre empezó oprimiendo minerales, vegetales y animales hace miles de años y acabó oprimiendo al otro hombre. Ahora la Naturaleza se venga con la contaminación. No sólo existe el desastre ecológico material. La gran sociedad del progreso también ha progresado aceleradamente en producir basura humana. Jacques Deleuze dice que las civilizaciones fabrican esquizofrenia. Y el capitalismo, inventor de la producción industrial, produce esquizofrénicos y otras hierbas malignas en cantidades industriales tales que ya comienzan a espantar a los responsables. Las luchas ecológicas, de momento, se plantean a nivel de aire, ríos, mares…
Estamos llegando a la revolución ecológica del hombre-basura, del hombre desesperado. Como en el tema ecológico material, también en el tema ecológico humano los grandes partidos occidentales no acaban de tomar plena conciencia de su responsabilidad. El desarrollismo como panacea está en la base de capitalismo y socialismo, aunque en éste haya algo más de moderación.
¿Habrá que hacer una especie de Manifiesto del Partido Ecologista? Algo así ya salió hace pocos días en nuestros periódicos, pero olvidaron la basura humana.
Lluís M. Xirinacs.