Diario de un senador.

Mundo Diario. Domingo, 4 de Diciembre de 1977.

Una oportunidad, por el amor de Dios.

Muchos parlamentarios, sino todos, han recibido cartas de presos, sobre todo de Ocaña, hace pocos días amotinada y en especial de Juan Llussá Martí. Es bueno que también el pueblo sepa que dicen los presos de carne y hueso, porque el pueblo está siendo manipulado contra los presos por quienes quieren poner el temor entre los ciudadanos para que puedan luego decir: «Antes estábamos mejor».

«Le dirijo estas letras en nombre de mis compañeros presos sociales de este Penal y en el mío propio. Nos hemos informado de que el próximo día 13 hay Pleno del Senado y en el mismo se debatirá el asunto de la Amnistía General. Elevamos a su consideración las siguientes alegaciones:

Los presos sociales, por las circunstancias vividas en los últimos cuarenta años del país tenemos derecho a:

• Disfrutar de una oportunidad.
• Participar en la Concordia nacional.
• Ser un núcleo que también forma parte de las «Cosas» y «Casos» que hay que saldar del anterior régimen.
• No ser marginados de la inminente Ley de Amnistía General: jamás hemos querido asimilar nuestros delitos al nivel político, pero para nosotros la amnistía general debiera tomar la forma de perdón total condicionado en cuantos apartados se estimen necesarios para la defensa de la sociedad.

Les presos sociales que, aprovechándose de la amnistía (perdón) se reintegren dignamente en la vida ciudadana, ojalá fuésemos la mayoría, será la mejor ofrenda que podremos tributar a la democracia. Los que, lamentablemente, no sepan acogerse a tan magnífica ocasión de rehacer su vida y familia tendrán que afrontar las consecuencias de su personal proceder, pero jamás podrán decir que la democracia no les dió su oportunidad».

Eso se escribió en Ocaña en 8 de Octubre de 1977. El 14 de Octubre, día de la amnistía, la democracia no dió ninguna oportunidad a los presos sociales.

El 18 de Noviembre, otro preso de Ocaña me escribía:

«¡Que pocos de los que dicen hoy ser los defensores de los marginados, explotados y reprimidos han querido escuchar y comprender nuestra situación!, pero que no se preocupen que habrá sangre, pero esta vez no derramada de una forma pasiva, sino en una lucha contra la represión y el franquismo. Pues tenga en cuenta, señor, que ante una situación desesperada, sólo una acción desesperada puede engendrarse».

Los textos hablan por sí mismos. Luego vino el motín de Ocaña.

Y sigue la desesperación de unos y la frialdad de otros.

Lluís M. Xirinacs.