Diario de un senador.
Mundo Diario. Sábado, 3 de Diciembre de 1977.
Presos por la paz.
Deberemos consolarnos en cabeza ajena. Llegó el 1 de diciembre, día internacional del preso por la paz, jornada impulsada en todo el mundo por el Movimiento Internacional de la Reconciliación y la Internacional de los Resistentes a la Guerra y el foco luminoso no se ha parado en nuestro país sino que ha ido a posarse en la Argentina hermana.
La represión más horrible se está cebando en todo el cono sur de América Latina. Y quizá Argentina vaya a la cabeza de este patético ranking. Por fijar el foco de atención en algo concreto se mientan dos nombres: A. Pérez Esquivel, escultor, fundador del movimiento de lucha no violenta «servicio Paz y Justicia» extendido por toda Sudamérica y Alfredo Pedro Bravo, maestro secretario general de la Confederación de Trabajadores de la Educación y presidente del Foro Argentino de los Derechos Humanos. Un desaparecido y un preso.
Los Estados Unidos han entregado al gobierno argentino una lista de 7.500 presos y desaparecidos. Si eso es lo oficial ¿Qué será lo real?
Catorce personas del Col·lectiu d'Acció No Violenta de Barcelona, Terrassa y Vilanova ocuparon el Consulado argentino de Barcelona. El vicecónsul se negó a transmitir al general Videla una carta de los no violentos. La Policía española desalojó. Y los no violentos habrán dormido en comisaría.
Esos mismos no violentos, el año pasado convocaron a una presencia masiva y silenciosa alrededor de la prisión Modelo de Barcelona en petición de amnistía. Fue algo maravilloso que nunca se borrará de las mentes de los que lo presenciaron. Un millar de personas rodearon el ancho recinto de la prisión y mantuvieron media hora de silencio. Los guardianes ante el hecho más insólito de su carrera no sabían qué partido tomar. Finalmente llegaron los antidisturbios a pegar.
No violencia, no violencia, que te filtras por los entresijos más recónditos de los murallones defensivos de nuestra sociedad injusta ¿cuando comprenderán los humildes que eres su única arma y cuándo comprenderán los poderosos que nada pueden contra ti?
Lluís M. Xirinacs.