Diario de un senador.
Mundo Diario. Miércoles, 23 de Noviembre de 1977.
Marginado, tercera clase social.
Parece que se arreglará la huelga de trabajadores de la Aviación civil. Andan en danza pérdidas de demasiados millones.
Los ciudadanos se dividen en fuertes y débiles. Fuertes son los que disponen de palancas de presión y débiles los que no las poseen. Se aseguraba que la sociedad se dividía en clases opuestas, una opresora y otra oprimida. Pero dentro de la oprimida hay otra división que es trágica; los oprimidos con palancas de presión y los oprimidos desarmados. En la lucha, estos últimos son orillados, marginados, olvidados y, en ocasiones, despreciados y burlados. Son los débiles de entre los débiles. Jesús hablaba de los cojos, mancos, ciegos que participarían en el festín del reino mientras los poderosos quedarían fuera.
A nivel mundial, hoy día, el tercer mundo se divide en países pobres, pero con materias primas o energías y por tanto con una cierta palanca de presión y los países pobres sin nada, que se hunden en la miseria más horrible.
Aquí para esa subclase social de super-oprimidos las cosas también van mal.
Los niños no tienen suficientes colegios ni suficientes maestros. Los deficientes mentales sufren inimaginables deficiencias de tratamiento. Las pensiones de los ancianos dan verdadera pena. De todos es conocida la frialdad de la mayoría de políticos ante el indulto de los presos sociales. El problema de su reinserción parece insoluble. Los disminuidos físicos llevan veinticinco días de encierro y da la impresión de que el Ministerio de Sanidad se está burlando de ellos. Hoy me llega la insólita noticia de que Ramón García Dils, trabajador despedido de SEARS lleva 22 días de huelga de hambre delante de los almacenes de la Diagonal, día y noche. No se mueve porque no le readmiten. La policía se lo llevó a comisaría ocho veces y ocho veces regresó a su guardia ante el lugar de su trabajo. 22 días de hambre, a sol y serena, máxime con el frío que hace estos días, es algo horrible. Un caso más del imponente paro obrero que soportamos.
Hay desesperación. Con nuestro egoísmo de grupo con palancas de presión, estamos preparando explosiones peligrosas. El marginado es débil pero es hombre. La desesperación de todo un pueblo palestino expulsado de su tierra y viviendo en tiendas durante años, ante el desinterés del mundo entero, produjo la escalada de terrorismo que todos conocemos.
El marginado sistemático produce un terrorismo frío, inteligente, eficaz. Porque un marginado es un hombre con cerebro y el cerebro, además de saber usar el dinero y las grandes máquinas económicas, políticas y militares como palancas de presión cuenta además con mil otros recursos.
Lluís M. Xirinacs.