Diario de un senador.
Mundo Diario. Jueves, 17 de Noviembre de 1977.
Ausente del Senado.
El día 4 de Noviembre dije: «Hasta que el senador no tenga en su orden del día un indulto para los presos sociales no asistiré a ninguna reunión del Senado».
En diferentes periódicos salta la crítica ante esta toma de posición. El «Diario de Barcelona» (6-11-1077) me avisa que no instrumentalice el escaño en función de unos caprichos, humores o frustraciones. ¿Son caprichos míos los presos con venas abiertas, con estómagos abiertos, en huelga de hambre, suicidados, las cárceles destrozadas, los heridos y castigados? El Senado aprobó unánimemente la devolución del Gernika. Hay una Gernika en cada cárcel. ¿Por qué el Brusi se ensaña conmigo y no contra los caprichos de unos políticos duros de entrañas?
Dice a continuación que si mi conciencia de parlamentario choca con las obligaciones y cargas de la representatividad, entonces debo tener la honradez de dimitir. ¿Por qué el Brusi tira las cosas por la tremenda? Como si un empacho debiera curarse con el suicidio del empachado. Con unos días de ayuno basta. En el Senado y en el Gobierno se quiere dar un indulto encubierto a medio plazo a base de cambios de leyes y despenalizaciones. Cuando esto ocurra me reintegraré a las sesiones del Senado, pero aunque pierda participación en algunos asuntos que se traten en el ínterin, ni se hundirá el Senado ni el país por mi sola ausencia, máxime cuando el Senado está sirviendo para tan poco, ni se perderá un gesto que yo creo imprescindible como crítica a una irresponsabilidad de los senadores, que sintiéndolo mucho, debo calificar de culpable por omisión. Avisé de todas las maneras con tiempo. Agoté la vía parlamentaria y negociadora.
¡Es ahora cuando se abren las venas, es ahora cuando la población penal está desesperada, es ahora cuando los presos se suicidan! Hasta los funcionarios de la Modelo con su director al frente piden ese indulto. Y sepa el Brusi que no pido amnistía total para los presos sociales.
Yo soy moderado en mi petición. El Brusi es inmoderado en su crítica y tampoco, igual que los senadores, resuelve nada ni se preocupa para nada por responder con eficacia a la desesperación de los presos, engañados por una política gubernamental demagógica, en este último tiempo, a base de amnistías e indultos.
¿Por qué en vez de perder el tiempo en estas elucubraciones no pide el @Brusi el indulto de una vez y tendrá a Xirinacs en el Senado y a los desesperados presos sociales, que el Brusi como todos hemos fabricado con nuestro egoísmo, un poco más acogidos en una sociedad que se quiere democrática?
Llegará el indulto, señores del Brusi. Pero como siempre, llegará tarde y mal.
Lluís M. Xirinacs.