Diario de un senador.
Mundo Diario. Viernes, 11 de Noviembre de 1977.
Necesito con urgencia firmas de senadores.
A las cinco de la tarde, en la recoleta plaza de la Marina Española, el Senado ha estrenado su nuevo y antiguo emplazamiento. Un palacio suntuoso, decorado, alfombrado, iluminado, espacioso.
Ante la puerta de la sala de sesiones ha dispuesto para cada senador una copia de propuesta de ley de indulto para los presos sociales que ofrecemos Juan Bandrés y yo, a falta de otra mejor y que preparó, a instancia nuestra, Marc Palmés.
Acompañaba una carta que decía, entre otras cosas:
...Ante la gravísima situación producida en las cárceles españolas, intentamos presentar a la mesa del Senado un proyecto de ley sobre indulto para los presos sociales.
«Si queremos que realmente la aprobación produzca los efectos necesarios de pacificación a corto plazo y, por tanto, reducir en lo posible los problemas de las cárceles españolas, mientras la labor de reforma de las leyes siga paulatinamente dicho cometido a plazo medio, es necesario que este proyecto de ley se tramite por el procedimiento de urgencia, para lo cual necesitamos el aval de un grupo parlamentario o el de 50 senadores.
En modo alguno pretendo imponer esta proposición de ley o su urgencia. Lo ofrezco simplemente a falta de otro y ante la urgencia de soluciones, sin que ello me impida prestar apoyo a toda otra solución viable.
«Concretando, preciso su adhesión: primero; para la presentación de la proposición de ley. Segundo, para la solicitud de trámite de urgencia...».
Hoy no he entrado en la sala de sesiones. A las 9 y media de la noche, sólo cuento con dos firmas.
Lluís M. Xirinacs.