Diario de un senador.
Mundo Diario. Miércoles, 19 de Octubre de 1977.
Asesinos (y 2).
Ayer contesté las tres primeras preguntas de U. A. F. Paso hoy a contestar las dos últimas.
4. «Soy enemigo de la pena de muerte, como usted. ¿Tiene alguna fórmula para que los asesinos compartan nuestras ideas?».
Hay asesinos de muchas clases. Los de derechas lo son por conservar sus privilegios. Los consiguieron con sangre. Es difícil arrancárselos sin que ellos vuelvan a verter sangre. A pesar de ser tan peligrosos, nunca he pensado dirigirme a ellos para hacerles cambiar de pensamiento. Sería largo explicarle aquí mis procedimientos.
Los de izquierda lo son para salir de su opresión y, a menudo, de la desesperación en que los han sumido los poderosos La solución es luchar para expulsar la injusticia de la sociedad. Entonces desaparecerán los asesinos de izquierda. Sin embargo, yo trato, con mi forma de luchar, de manifestarles que quizás existen caminos tanto o más eficaces que los suyos y no cruentos, para conseguir lo mismo. Pero voy bastante solito. Si usted me ayudase y bajase de los cómodos graderíos de las palabras a la incómoda lucha del ruedo, les convenceríamos más rápido.
Existe una tercera clase de asesinos: los desgraciados sin cultura, sin oportunidades, sin afecto, sin dinero, etc., que muchas veces acaban perturbados y matan. Todos somos culpables de estos asesinos. Los fabricamos continuamente con nuestro egoísmo, manteniendo una irresponsabilidad grande ante las situaciones graves de déficits sociales que nos rodean. ¿Por qué no apadrina usted un asesino de los que están en la 3a galería de la Modelo? Así lo hace con gran sacrificio, a instancia mía, la que fue mi solícita madrina, cuando yo estuve en prisión.
5. «Estamos de acuerdo que debe mejorar la sociedad… Pero ¿está seguro que en una sociedad más perfecta no habrá asesinos? ¿Cuál es esta sociedad más perfecta y dónde está?».
Se discute mucho sobre cual sea el modelo social perfecto. No existe ninguna solución infalible, que yo sepa. Usted y yo, supongo, nos equivocaremos cien veces al intentar encontrarla y realizarla. Pero debemos luchar en este sentido. Ahora mi opinión, después de largos estudios, es que el asesinato no accidental entró en la humanidad a partir del Neolítico, cuando el hombre, al empezar a trabajar porque los recursos naturales espontáneos escaseaban, empezó también a oprimir a otros hombres. Entonces aparece Caín, que mata al semejante. Si conseguimos una sociedad en la que la distribución del fruto del trabajo sea equitativa, creo que desaparecerá el asesinato sistemático que ahora sufrimos.
Lluís M. Xirinacs.