Diario de un senador.
Mundo Diario. Jueves, 13 de Octubre del 1977.
El pacto de la Moncloa.
Como un árbol, que crece sin que nadie lo vea crecer, así crece en estas tierras la democracia. Va despacio, su avance es insensible y, sin embargo, cada día crece. Las tensiones, los regateos, las fintas nos ponen nerviosos porque hemos estado cuarenta años sin contraste de pareceres. No estamos curtidos para este menester democrático. Y tememos que el contraste dé al traste con la democracia.
Es lamentable que sólo nos unamos cuando el barco se hunde. Ahora el barco se está hundiendo y ha aparecido este pacto, impensable pocos meses atrás. Derecha política del régimen pasado e izquierda política de la oposición se han unido provisionalmente. Pasó a segundo término la vieja contradicción entre régimen y oposición. Quedan, contradictorias con el ancho centro, las dos extremas derecha e izquierda. Violencias contra detenciones. Y unas semiextremas algo más moderadas.
Sin embargo, sale a luz una nueva contradicción hasta ahora latente: la que hay entre política y sindicatos. Pensábamos, mientras los políticos no tocaban problemas reales, que las grandes sindicales CC.OO. y UGT eran correas de transmisión del PCE-PSUC y del PSOE-PSC. Y nos encontramos en estos momentos con que los partidos aceptan el Pacto de la Moncloa y los sindicatos no. ¿Dejaron de ser correas de transmisión? José Meilá apunta en el «Avui» que la causa es otra. Los partidos de izquierda ganaron su lugar en las elecciones pasadas. Por un tiempo, la extrema izquierda no les podrá robar votos, aunque pacten con la derecha. En cambio las elecciones sindicales aún están por hacer. Si CC.OO. y UGT aceptan el Pacto de la Moncloa pueden perder votos ante CNT, USO, etc., que nada quieren saber con la Moncloa y que jugarán la carta de la penuria y el ahogo en que se debate el obrero hoy. Así CC.OO. y UGT están cogidas entre dos fuegos. ¿Sufrirán merma en las elecciones sindicales o se aflojarán las correas de transmisión? CC.OO. tiende a ceder ante el Pacto. UGT se mantiene dura. Si CC.OO. van hacia Suárez, ¿irá UGT hacia CNT y USO?
He ahí la espera problemática de un país que se democratiza. Desearía añadir que esos son los problemas de los diferentes grupos sociales; pero que hay que advertir que la democracia no sólo no está consolidada, sino que está en peligro por la grave debilidad económica que padecemos. Cada grupo social, al lado de la vigilancia de sus propios problemas, debe colocar la vigilancia de los problemas de conjunto. El capital monopolista feudalizante aún es muy fuerte. No está acostumbrado a las leyes del juego democrático. Una vez más, carga al obrero con las consecuencias del desastre económico. Sólo que esta vez pagará un poco menos que las anteriores. Quizás exigir un reparto totalmente equitativo de cargas todavía sea utópico, mal que nos pese. ¿Saben los obreros si el peligro de marcha atrás autoritaria es sólo un espantapájaros o es algo verdaderamente real?
Lluís M. Xirinacs.