Diario de un senador.
Mundo Diario. Martes, 27 de Septiembre de 1977.
Involución carcelaria.
Vemos los males y no podemos saber exactamente sus causas. En el «affaire» Jaime Blanco García, vapuleado diputado santanderino, se dijo en las Cortes que el Gobierno quería enfrentar la oposición con las Fuerzas del Orden. Se dijo que no se aceptaría entrar en este juego y se pidió la dimisión de Martín Villa. A mí, con riesgo de equivocarme porque nunca se sabe..., me parece que el diagnóstico no es correcto. Donde está realmente la dureza franquista, atada y bien atada, no es en Martín Villa sino en otras cúspides.
Son ellos los que sujetan a Martín Villa eficazmente. Tanto, que opta, para no caer, por hacer frente a una oposición encendida pero débil. Así le pasó a Fraga, que después de unas veleidades reformistas, fue redevorado por el franquismo a partir de los sucesos de Vitoria. Y así le pasó, antes, a Garicano Goñi, en el mismo cargo.
Lo mismo ocurre con la amnistía. Se intentan, desde el Gobierno, subrepticias reformas legales (Código Civil, Ley de Enjuiciamiento Criminal, etc.). Es más fácil cambiar leyes que personas. Pero hay veto derechista para la amnistía. Los misteriosos grupos de siempre.
Igual melodía suena en las cárceles. Los presos piden dimisiones. Desde el ministro de Justicia hasta funcionarios de galería. Hablé largo con el director general de Instituciones Penitenciarias y me dio la misma impresión que me da el Gobierno. Tímido reformador de reglamentos, asustado ante los directores de prisiones. El nuevo reglamento ya está ahí. Y el boicot al nuevo reglamento por parte de las autoridades de la prisión también está ahí.
Y yo ya no sé qué decir ni qué hacer. Esta fiesta de la Merced fue un auténtico desastre. Dos días antes, hubo Junta de Régimen. Visitas y paquetes prohibidos en el día de la fiesta. Toda la quinta galería sancionada al máximo con 16 días de aislamiento. Los huelguistas de hambre: 40 días. Juan Carlos Cáceres Gambín fue apaleado el día 18 por D. Melchor. Según el médico tiene lesiones en el pecho. Entra en huelga de hambre y sed el 19. Existen siete partes de funcionarios que le denuncian. La Junta le castiga a 42 días. El día de la Merced, como respuesta, numerosos presos en huelga de hambre. Mientras, la Televisión, inocentona como siempre, canta las excelencias de la vida carcelaria. «Con ocasión de la fiesta se les sirvió una bonita película.» Palizas, aislamiento, restricción de visitas, amenazas de traslados y, como respuesta, huelgas de hambre y sed, venas rajadas, vidrios en el estómago. Y todo partió de una provocación intencionada –no dejar salir a los presos de la quinta al patio, sin motivo–, porque, antes, los presos consiguieron, «sin sanciones», que los huelguistas de hambre fuesen al Clínico.
Sr. Director General de Instituciones Penitenciarias, le pedí menos represión y más educación: visto el resultado, no puedo perder más tiempo hablando con usted.
Lluís M. Xirinacs.