Diario de un senador.
Mundo Diario. Martes, 20 de Septiembre de 1977.
«La represión no cesa en la Modelo».
Gracias, Teresa Pàmies, por tu artículo del «Avui» del sábado, «Agenda de Parlamentarios». Pero no hay nada qué hacer. Habrá que morir mártir de agotamiento. Sólo la lectura de tus líneas ya fueron para mí un descanso psicológico. Tu aviso de que la gente no nos atosigara tanto, pensé que irá frenando un poco ese loco deseo colectivo de arreglar en tres meses lo que se enredó en cuarenta años. A pesar de ello, sábado y domingo, días de descanso, fueron unos días fatales para mí.
Llegué el sábado por la noche deshecho. Había estado en Girona, donde se había celebrado una «Assemblea pro amnistia de les comarques gironines» («Asamblea pro amnistía de las comarcas gerundenses»). Había hecho, además, unas gestiones que resultaron bastante negativas. Llegué a casa y me metí en cama.
Telefonean los amigos que hacen guardia ante la Modelo. Ya es después de las nueve de la noche. En la Modelo están pasando cosas horribles. Policías por todos lados, por dentro. Se buscaron parlamentarios, sin éxito. Sólo se halló a Heribert Barrera, que telefoneó al Gobierno Civil. Contestación: no pasa nada. Pero van saliendo furgones para el Hospital Clínico y se oyen gritos dentro. ¡Al cuerno la Modelo! Contesto, egoísta, que no me muevo de la cama. Que lo arreglen otros.
A la una de la madrugada me telefonean desde el Clínico. Trece presos se han abierto las venas. Uno se tragó vidrios. No se dejará operar si no voy yo. A la una y media estoy en el hospital. El taxista me ha conocido y no ha querido cobrarme la carrera. Dice que me votó. «En buen lío me metiste, amigo, con tu voto».
«¡Nos siguen pegando, a pesar del nuevo reglamento! La represión es sin piedad. El director actúa como siempre. No ha cambiado nada. Tomarán duras represalias. Aún existe el «palomar» donde dos presos pegan a sus compañeros...». Así habla el preso sudoroso, la cara salpicada con finas motitas de sangre, el brazo rajado, envuelto en un paquete de venda, el estómago por abrir, con vidrios dentro. «Diga que la represión no ha cesado en la Modelo».
Yo también le hago mis observaciones, entre otros presos con brazos y vientres rajados, entre médicos expectantes, entre policías metralleta en ristre.
Queden mis reflexiones para él y eso de que la represión no cesa en la Modelo, para público y autoridades.
Ya en casa intento dormir. Es la madrugada del domingo. Dentro de unas horas, sesión maratoniana de la Permanente de la Asamblea de Catalunya. Suerte que cerquita se celebra la fiesta de «Treball». Reconforta, Teresa Pàmies, saber que, al menos otros pueden descansar.
Lluís M. Xirinacs.