Diario de un senador.

Mundo Diario. Miércoles, 14 de Septiembre de 1977.

La retaguardia de la larga marcha.

Algún periodista me ha preguntado maliciosamente, buscando una fisura que no existe, el porqué de mi ausencia de la manifestación. Se pudo comprobar que los dos gritos más repetidos, en la manifestación cumbre de nuestra historia, fueron «amnistía» y «autonomía». Parece que la autonomía se acerca. Pero la amnistía no. Su ausencia sigue siendo el plato amargo de los nuevos tiempos. Alguien tenía que quedarse con los que no pudieron asistir a la gran cita contra su voluntad. Alguien tenía que hacer de cordón umbilical entre los que se movían libres y los que quedaban quietos por fuerza, para que nadie olvidase que pertenecían al mismo pueblo. ¿Alguien podrá creer que no me costó perderme el acto? Conmigo quedaron unos cuantos más con la misma intención. Por un lado nos llegaban las alegrías y las euforias de la ciudad exaltada y tensa. Por el otro, la tristeza y la desesperanza de la ciudad deprimida y muda. Mientras miles de brazos vigorosos blandían banderas por una parte, por la otra pendían cansinos los brazos de los cinco presos que llevaban ya quince días de huelga de hambre por la amnistía. Todos queremos la autonomía, los de fuera y los de dentro. Y todos queremos la amnistía, los de dentro y los de fuera. Jordi Pujol, el día anterior, me vino a pedir que asistiese a la manifestación para evitar malos entendidos. Le expliqué mi postura; la entendió. Creo que así se ha visto mejor el nexo entre amnistía y autonomía. Y así la gran Diada, resultó, al mismo tiempo espectacular comienzo de la campaña de amnistía.

El pueblo quiere que la Herida de cuarenta años se cierre, quiere que nos amnistiemos todos a todos de una vez para siempre. Por esto me han horrorizado las manifestaciones del senador catalán y ministro de Justicia, Landelino Lavilla, acusando a los muchísimos parlamentarios, congresistas y senadores, de tendencias diferentes, de fomentar atentados y agresiones, si llevamos a las Cortes el deseo popular de una amnistía política total.

Vuelvo a afirmar que lo que es criminal es el atraso en la concesión de la amnistía. Y que, a los ojos de cualquier jurista, lo que fomenta la delincuencia es este absurdo clima de indultitos y amnistiitas permanentes que, una vez más, preconiza el ministro de Justicia.

Lluís M. Xirinacs.