Diario de un senador.
Mundo Diario. Sábado, 10 de Septiembre de 1977.
Todos a una.
Hoy vuelve a ser reconfortante la lectura del diario. En la vigilia de la Diada Nacional de Catalunya, se recupera la confluencia de las diferentes líneas de lucha en Catalunya: Presidencia, partidos políticos y pueblo. Tenemos un doble temor. El atraso «sine die» de las negociaciones y la concesión de una Generalitat descafeinada; lo primero debido a nuestra dureza; lo segundo debido a nuestra prisa. Quizás ese doble temor haya sido la causa de la unión de última hora tanto en la negociación con Madrid como en la celebración de la Diada.
Yo no soy quisquilloso en cuestión de formas. Se están adhiriendo a la Diada quienes, en un principio, dijeron que no lo harían. Se está negociando en Madrid, mientras se sigue diciendo que no se negocia. Pero, ¿qué importan las palabras, si los hechos son positivos?
Recuerdo que mi padre admiraba a los ingleses porque, decía, vivían casi sin leyes, sin constitución, y establecían los contratos entre ellos sin siquiera consignarlos por escrito. La insularidad siempre ha dado a Inglaterra una gran fuerza nacional. Los acerados contendientes políticos se transforman en íntimos amigos cuando está en juego algo básico de su país.
Es reconfortante ver que aquí, en el momento más crítico, pasa lo mismo. Los vascos me dicen que envidian al unitarismo catalán, en las cosas de fondo. Y creo que en conjunto, salvo deslices, en estos tiempos de transición, vamos marcando la pauta de cómo conseguir las libertades con «seny» y con decisión. Grande es nuestra responsabilidad hoy ante los otros pueblos oprimidos del Estado. La fuerza serena de nuestra reivindicación está obligando a los abundantes restos del sistema anterior a ponerse a nuestro servicio.
Perdimos Catalunya dos veces, en 1714 y en 1939, aplastados por la fuerza, ahogados en sangre, luchando hasta el fin. Ganamos Catalunya dos veces, en 1931 y ahora, empujados por la fuerza de nuestra verdad, sin derramar ni una gota de sangre, pero sin ceder, mientras no nos sea devuelto todo aquello que nos pertenece.
Mañana Catalunya, todos a una.
Lluís M. Xirinacs.