Diario de un senador.
Mundo Diario. Viernes, 26 de Agosto de 1977.
Voto de confianza.
Los parlamentarios tenemos ganas de hacer cosas. El pueblo nos achucha incesantemente. Los periodistas tienen ganas de decir cosas. El público está impaciente en estos momentos tensos de nuestra historia.
Un grupo de senadores hemos hablado con el Presidente Tarradellas, en el moderno Hotel Shératon de París, en representación de l’Entesa dels Catalans. Me ha causado honda impresión la entrevista. El Presidente mantiene la moral muy alta, pero está más cansado que hace dos meses, cuando lo vi por última vez. Me ha hecho el efecto de una persona concentrada en un único objetivo. Sabe que es reconocido como Presidente legítimo de Catalunya. Tanto por Catalunya como por Madrid y, en Madrid, tanto por el Gobierno, como por el Rey y como por los partidos de la oposición. Entonces se siente responsable de ser el primer representante de su pueblo y de ser quien debe conducir las negociaciones con Madrid en esta fase provisional de restablecimiento de nuestras instituciones políticas nacionales. Viejo y avezado político, cree que unas negociaciones tan delicadas sobre la posibilidad de un poder verdadero en Catalunya en las actuales circunstancias y según la concreta correlación de fuerzas económicas, militares sociales y políticas no pueden ser llevadas entre comisiones, sino entre una persona de un lado y otra de otro lado. Ha probado la otra vía y no ha resultado. Así pues, él, el Presidente reconocido, asume este papel del lado catalán ante nuestro pueblo, ante el Estado español y ante la historia. Ellos secundarán. Y ha manifestado estar siempre dispuesto a actuar de acuerdo con los senadores y diputados catalanes elegidos, y si, alguna vez por la naturaleza del caso, ha debido o deba actuar sin consultas previas, ha estado luego dispuesto y lo está para someter a debate y aprobación lo actuado ante los representantes del pueblo, salidos de la última consulta en Catalunya.
Sabe el riesgo que corre. Nos pide un voto de confianza porque cree poder obtener por este procedimiento lo máximo obtenible por hoy. Quiere que, mientras trabajamos intensamente en lo que nos concierne directamente, sepamos esperar y le dejemos trabajar en lo que le concierne directamente a él. Quiere acabar dignamente su obra y cumplir dignamente con su misión. Nada más.
¿Le vamos a negar esta confianza?
Lluís M. Xirinacs.