Diario de un senador.
Mundo Diario. Sábado, 20 de Agosto de 1977.
Ayuda al nuevo estado de una vieja nación.
Me siento como atacado por un enjambre de abejas. Nos pasa a todos los parlamentarios, pero yo tengo la «desgracia» suplementaria de estar continuamente en medio de la calle, al alcance de cualquiera, sin traba de ninguna clase. Los entuertos, acumulados durante los largos años pasados, parece que deben ser resueltos en dos meses. Los «aiguamolls» de l’Empordà, la nuclear de Ascó en el Baix Ebre, el parque natural de Aígües Tortes en el Pallars Sobirà, la térmica de Cubelles en el Garraf, la ocupación de viviendas en Ciutat Badia del Vallès o la defensa de un espacio social en el barrio de la Inmaculada en Badalona, la legalización del PSAN, los minusválidos, los ciegos, un ateneo que falta a los andaluces inmigrados de Cornellà. Los bravos obreros de Eurostil, encerrados desde junio, están impacientes. Motivos tienen. Nos han reñido a los parlamentarios por la radio. La tarde en que vinieron a pedirme ayuda a mi, estaba yo enfermo, con un dolor de cabeza que me obligó a negarme a toda visita. Ni llegué a enterarme de qué querían. Se fueron enfadados.
No tenemos presupuesto. No tenemos tiempo para todo. Ni tenemos reglamento de la Entesa de los senadores catalanes, ni lo tenemos de la Assemblea de Parlamentaris. El Estado en Madrid funciona desde hace cientos de años con miles de empleados. El pequeñín e incipiente Estadito catalán no tiene nada, fuera de una montaña de buena voluntad. Y tiene la obligación de tratar de resolver los problemas por un orden determinado de eficacia, dejando con firmeza sin resolver, por el instante, problemas gravísimos cuyo momento aún no ha llegado, aunque se le partan las entrañas.
Mi trabajo principal ahora es la consecución de la amnistía. El Pleno de la Entesa dels Catalans avala una amplia campaña de amnistía para los días en que se debata en las Cortes. En vez de pedirme tantas cosas, ¿por qué no me ayudáis, desde ahora, a preparar esta campaña, con vuestra colaboración personal y con dinero, para liberar el pueblo de todas las discriminaciones franquistas y para liberar este pobre senador, de su «prisión» inacabable? Hay un teléfono, el 3015248. Hay una dirección, calle Entenza, delante del n.º 155.
Lluís M. Xirinacs.