Diario de un senador.
Mundo Diario. Jueves, 18 de Agosto de 1977.
Marihuana.
Con la democracia vienen los casinos de juego, la marihuana... Los periodistas me preguntan qué opino de la legalización de la marihuana. Ya les contesté. Pero está pregunta me ha suscitado la reflexión de hoy. Es como una confesión.
Yo he conocido al Arriesgado. Es una persona, de temperamento inquieto, echado pa’lante. Le gusta el peligro. «En él perecerá», nos decían los abuelos. Va buscando el riesgo, En el fondo, va buscando un estado permanente de excitación nerviosa, de exaltación psicológica. La propaganda competitiva moderna fomenta eso. Suelen seguirse hondas depresiones. A veces, intentos de suicidio. Conozco jóvenes que a los veintiún años han pertenecido a cinco partidos políticos diferentes y ahora están en la droga. Y la droga es una alta escalera de experiencias crecientes. Su primer peldaño es la inocente marihuana. Los últimos, marean al más arriesgado.
También he conocido al Prudente. Es una persona de temperamento quieto, echado pa’tras. Le gusta la seguridad. «Qué aburrido», dicen los nietos. Va buscando la tranquilidad. En el fondo va buscando un estado permanente de relajación nerviosa, de placidez psicológica. La vida rural, con sus ritmos lentos, fomenta eso. Serena monotonía. Como si se viviera muerto. Igual la juventud que la ancianidad. Vida sin historia. Se cuentan las vigas del techo. Se vigila el movimiento de las manchas de sol en las paredes de la habitación.
Me duele la prudente dictadura que hemos vivido. Me duele la arriesgada democracia que se nos echa encima. Quiero confesar en este punto un secreto de mi vida. Esta se me ha convertido en algo verdaderamente alucinante y arriesgado, como la mejor droga: de un pueblito de treinta habitantes al Senado, de la represión más grande a la exaltación más grande. Pero sin drogarme, sin perder la prudencia, la serenidad, la paz que permite ver la motita de polvo, en la que nadie se fija, o el rasgo imperceptible del fondo de los ojos de un bebé, que pide afecto. Ese sencillo secreto consiste en esperar la aventura arriesgada con paciencia infinita, sin forzarla nunca, y en lanzarse a ella sin miedo cuando se presenta madura delante de ti. La vida real sin evasiones es la serenidad hecha aventura y la aventura convertida en serenidad.
Lluís M. Xirinacs.