Diario de un senador.
Mundo Diario. Viernes, 12 de Agosto de 1977.
Incompatibilidades.
Formo parte de la Comisión de Incompatibilidades del Senado. Debo vigilar que se cumpla lo estipulado en el título 1.º artículo 4.°, números 4, 5 y 6 de la Ley Electoral (Boletín Oficial del Estado, n.º 70, 23 Marzo 1977). No se pueden simultanear ciertos cargos públicos y el cargo de senador. El motivo es proteger la separación e independencia del poder legislativo que tienen los senadores, del poder ejecutivo, o judicial; no se fueran a aprobar leyes que favorecieran más a estos poderes que al pueblo. Es uno de los puntos básicos de la democracia.
Así pues, lectores y electores, necesito que me ayudéis. Vosotros sois el pueblo. Esta ley de incompatibilidades está hecha a favor vuestro. Yo no dispongo de un gran partido detrás de mi, con medios para montar investigaciones en gran escala. Yo no dispongo de dinero para pagarme una agencia de información. Sólo los ricos tienen acceso a una información técnicamente perfecta.
El Estado, desgraciadamente casi siempre encargado de defender al rico, siempre, por no sé qué misterios, es pobre. La comisión trabaja con datos de hazmereír. Se tiene que fiar de las declaraciones de los propios senadores. Acabo de recibir un cuestionario: «¿Es Ud. Presidente del Tribunal Supremo, Jefe del Ejército o de la Policía, Juez o Fiscal en activo, Gobernador Civil, Comisario provincial de Policía, Presidente de Sindicato, de la Seguridad Social o de algún Organismo autónomo, etc.?».
El poeta Krishnamurti decía: «Mil ojos y mil visiones soy yo». También yo quisiera ser mil ojos y mil visiones. El pueblo tiene millones de ojos y de visiones y yo le pido que abra sus ojos de un sueño de cuarenta años y que mire, que mire mucho. El pueblo vigilante es el mejor servicio de información. Un pueblo vigilante jamás será engañado.
Ya en otras ocasiones, sin pedírselo, el pueblo me avisó de peligros inminentes. Sigo, pues, pidiendo al pueblo que me avise de lo que vea, para combatir, en lo posible, la corrupción de la democracia que estrenamos.
Lluís M. Xirinacs.