Diario de un senador.
Mundo Diario. Miércoles, 10 de Agosto de 1977.
Disciplina nacional.
Después de las elecciones se ha cometido en Catalunya un error de bulto. Macià, con la fuerza de unas elecciones ganadas, impuso la Generalitat. Ahora, pensábamos, es el grupo de partidos ganadores quien debe recuperarla.
Pero en tiempos de Macià cayó la monarquía y ahora no. En su tiempo ganó él, destacadísimo sobre los demás, y ahora el PSC-PSOE no. Y, sobre todo, en su tiempo no existía previamente un president de la Generalitat y ahora sí, y reconocido por los partidos ganadores.
A veces he hablado de elegancia democrática. Hubiera sido elegante que los partidos ganadores, que en su campaña reivindicaron la presidencia de Tarradellas, se hubieran puesto a las órdenes del presidente sin regateos, para la consecución de las Instituciones, por el solo motivo de que el era nuestro presidente reconocido. No fue así y empezó un forcejeo de diferentes líneas negociadoras más o menos subterráneas. A veces la elegancia es más eficaz que la intriga. En este caso lo hubiera sido. Ahora estamos perdiendo «bous i esquelles».
Pero si no se aceptó la iniciativa presidencial por elegancia, se debió aceptar por disciplina. Los catalanes del Principado tenemos la suerte, única en los pueblos del Estado español, de disponer de un árbitro reconocido por la mayoría, encargado de hacer cumplir las reglas del juego nacional catalán. Discutir el árbitro, una vez nombrado, es atrasar el juego. Y es lo que está pasando.
El presidente, como se va viendo, está decidido a imponer disciplina nacional. No se dejará marginar como el pueblo, como las asociaciones de vecinos, como los sindicatos, como las asambleas locales, como la Assemblea de Catalunya se han dejado marginar. Él no se dejará marginar. Pierde el tiempo quien lo intente, lo hace perder al Principado de Catalunya y asume la responsabilidad ante el pueblo de entorpecer la devolución de la Generalitat.
Para, bien de todos, por favor, ¡más disciplina nacional!
Lluís M. Xirinacs.