Diario de un senador.
Mundo Diario. Miércoles, 27 de Julio de 1977.
Muy a pesar mío.
En entrevistas, declaré que procuraría portarme «legalmente» en el Senado. Y, muy a pesar mío, no he cumplido la palabra. Mientras senadores y diputados pasan las largas horas de los debates y votaciones, sentados en sus butacas, yo paso esas mismas largas horas de pie.
Estaba casi seguro que las nuevas Cortes darían al traste con la guerra sorda, pero real y cruel, que emponzoña nuestra sociedad. Siempre he visto la amnistía como una cuestión previa especialísima, diferente de todas las demás cuestiones democráticas. La cuestión previa por excelencia. Después de una guerra, primero, el pacto de paz, luego la reconstrucción. Y no ha sido así.
Quería tener paciencia y no precipitar las exigencias. Pero ésta es una exigencia previa que encabeza todas las demás. Y no se da. Y provoca desesperaciones y radicalizaciones peligrosísimas. ¿Quieren guerra? –dicen por ahí– pues la tendrán.
Hoy he hablado claro con Martín Villa:
–Es impolítico y antijurídico ese clima permanente de medias amnistías y medios indultos. Hay que acabar de una vez con las reivindicaciones de amnistía por parte del pueblo y de los partidos dando una amnistía definitiva que satisfaga las reivindicaciones.
–Sí. Sí. Tiene razón ¿ponemos un límite en los que han ocasionado muertes?
–No. Son demasiados los que han ocasionado muertes por los dos lados. Una guerra siempre fabrica muertos en cantidad.
–Borrón y cuenta nueva, de una vez por todas– me ayuda Pere Portabella.
No me gusta, aunque parezca lo contrario, tomar actitudes singulares, atípicas. Pero no puedo cargar con la responsabilidad de que se aplace la amnistía ni un minuto más. No abandono la sala, como más de un senador hará en su momento. Pero no me puedo quedar sentado. Lo he comunicado al presidente, Antonio Fontán. Me ha expresado su respeto. Quizá mañana permitirá que lo explique a la Cámara.
Antes de comenzar la sesión, hablo con diversos senadores. Los del grupo vasco se apuntan: Bandrés, Monreal, Vidarte, Zabala, Oregui. Y Letamendía para el Congreso. También, Francesc Ferrer, catalán. Maria Rubies, de CDC, senadora por Lleida me susurra al oído: «quan et cansis et supleixo» («cuando te canses te suplo»). Los fotógrafos filmadores nos devoran con sus máquinas. Hoy, cinco horas y media de plantón.
Lluís M. Xirinacs.