Diario de un senador.
Mundo Diario. Sábado, 16 de Julio de 1977.
Parlament de Catalunya.
Dije, en la segunda Plenaria de la Assemblea de Parlamentaris, que entre negociaciones, viajes y comisiones habíamos perdido la reivindicación de las instituciones y principios configurados en el Estatut del 32. Algo habíamos conseguido, pero menos de lo que el pueblo ha estado pidiendo, masivamente desde la calle, cuando gritaba: «Volem l'Estatut!» («¡Queremos el Estatuto!»). Laureano López Rodó, por la intención que fuese, remachó el clavo: de las instituciones de la Generalitat hemos prescindido de la principal, el Parlament. ¿Puede seguir llamándose Generalitat lo que resulte de la negociación? Barrera, sin contestar, se salió por la tangente diciendo que, en la historia de Catalunya, la Generalitat tomó muy diversas formas. ¿Era esta evasiva el reconocimiento de que ahora no sólo no se nos concederá el Parlament, sino que ni siquiera se pedirá?
A otra pregunta mía, pidiendo a Martín del PSC y a Solé Turá del PSUC, más precisión, afirmaron que la comisión negociadora discutiría con el Gobierno, en base del Estatut del 32, en vista al acuerdo que hay que cerrar en este mes de julio. Volvió a quedar evasiva la respuesta: ¿Parlament, sí? ¿Parlament, no? Mi olfato me dice: Parlament, no.
Que el Gobierno lo impida es triste. Que nosotros no lo pidamos de entrada, es trágico. López Rodó lo puso aún peor cuando afirmó que las cosas quedaban en un Consejo General, como quería Suárez. Eso no es cierto, porque en el proyecto de Consejo, se imponían el Presidente y cuatro diputados, de las Diputaciones antiguas, es decir, veinte personas elegidas a dedo. Y ahora, de eso, nada de nada. Además, ahora, se alude a la cesión de algunas atribuciones del Estado central.
Pero hoy leo, en un diario de Madrid, que Martín Villa insiste, ante la Comisión negociadora catalana, en la línea del programa del Gobierno Suárez, que rebajó unilateralmente los acuerdos Suárez-Tarradellas: Mancomunidad regional y nada más. Y a quien no le guste que se aguante. Vuelvo, pues, a preguntar: los Parlamentarios catalanes, ¿pedimos o no pedimos elecciones al Parlament?, ¿pedimos o no pedimos el marco provisional del Estatut del 32?
Lluís M. Xirinacs.