Diario de un senador.
Mundo Diario. Domingo, 10 de Julio de 1977.
Jubilados.
En estos días los jubilados de Premià de Mar están de luto. El Casal de Avis es una institución modélica en su género, financiada por la Caja de Ahorros de la Sagrada Familia y autogestionada por los usuarios. Ellos mismos habían organizado su excursión que llevó a tanta muerte y desgracia. Hoy no hay jubileo para los jubilados.
Sin embargo, eso fue un accidente ajeno a la voluntad de nadie y hay que apechugar con él. Y aprovecho la ocasión para referirme a algo peor. Algo que no es un accidente, sino que ha ido consubstancial con nuestra sociedad: el problema general de los jubilados. Se parece al problema de la pena de muerte. Ocurre de cuando en cuando, aunque sea muy grave. Pero: ¿y la pena de vida?. A los que viven sin vivienda digna, sin alimentación digna, sin educación digna se les va matando a pellizcos, eutanasia, pena de vida.
También los jubilados están condenados a pena de vida por nuestra sociedad despiadada.
Todos los jubilados padecen marginación si les privamos del trabajo. La sociedad entera debería vigilar que el anciano siempre se sienta útil. Pero la injusticia mayor es de origen económico. El jubilado pobre es relegado al rincón, a la casa de ancianos, al casi siempre horrible asilo municipal. Se trata de una clase pasiva, que no tiene sindicato, que está indefensa. Es imprescindible que se legisle el aumento automático de las pensiones proporcionalmente al aumento del costo de la vida.
Y aún hay más. Existe un error de concepto, que se refleja en la ley: Se mete en el mismo saco al jubilado trabajador desprovisto de rentas y al rentista, que puede bien ser un millonario, ahora los aumentos se hacen a base de un tanto por ciento indiscriminado sobre la pensión.
Lluís M. Xirinacs.