Diario de un senador.
Mundo Diario. Sábado, 9 de Julio de 1977.
Sacerdote y político.
Pau Claris ya vuelve a tener monumento. Vengo del Arco del Triunfo. En un acto sencillo hemos celebrado la reposición de la estatua de bronce. He leído al público congregado los versos de Ventura Gassol, el poeta-político, también recuperado, dedicados al sacerdote-político:
«Pau Claris torna a alçar el calze;
estrenyem-hi tots la mà,
que la copa encara és buida
i l'hauríem d'emplenar.»
(«Pau Clarís alza el cáliz;
apretémosle todos la mano,
que la copa todavía está vacía
y la tendremos que rellenar»).
Mi hermana, monja carmelita de clausura, me escribe: «Creo que habrás aceptado este nuevo cargo, lleno de responsabilidad, como un nuevo servicio al pueblo. La gente juzga tu nueva postura como inadecuada para un sacerdote. Sólo la ven aceptable como hombre. Pero yo no disociaría tanto la persona. Diría, más bien, sin miedo: senador-sacerdote. Una y otra cosa son inseparables para tu persona.»
Gandhi decía que, para él, la mejor manera de hacer religión era hacer política.
Los Evangelios nos muestran a Jesús en competencia política con el rey Herodes de Galilea, entrando como rey en Jerusalén, la capital de Israel, y ajusticiado por ser rey de los judíos, aunque su política no fuese la política marrullera de los poderosos de este mundo.
En el terreno político está escondido el secreto tesoro de una nueva tierra donde no habrá ni explotadores ni explotados... y el político, no el militar ni el dineroso, juega con las armas finas de la inteligencia para conocer la realidad, de la astucia para resistir a los poderosos y de la entrega y el riesgo para ganar el corazón del pueblo.
Pau Claris empezó en política defendiendo los intereses eclesiásticos ante un rey castellano absolutista. Pero acabó defendiendo las libertades de un pueblo entero ante los ejércitos de un poderoso invasor castellano. Y lo hizo con astucia, oponiendo poderoso francés a poderoso castellano, con gran riesgo.
Ahora estamos corriendo un riesgo parecido dando entrada a las poderosas oligarquías americanas frente de la poderosa oligarquía española.
Lluís M. Xirinacs.