Al servicio de este pueblo.
Avui. Domingo, 24 de Septiembre de 1978. Página 8.
Demagogia contra los conciertos económicos.
Ayer me interrogaba por qué el PNV empuja tan fuerte en sus reivindicaciones nacionales y, en cambio, los catalanes empujan tan poco.
Terminaba hablando de los conciertos económicos. En la cena que siguió a la conferencia dada por Josep Benet en el Club Siglo XXI de Madrid hace meses, como ya di cuenta, el senador de UCD, Ballarín Marcial, preguntó incisivamente a Benet que pensaba de los conciertos económicos entre las comunidades autonómicas y el poder central. Se ve que esto del dinero preocupa mucho al señor Ballarin. En cambio Benet, consultando los catalanes allí presentes con la mirada, dijo: «Que yo sepa, los catalanes no pedimos ningún concierto económico».
Y esto es tanta verdad que tampoco en el debate constitucional la Entesa no ha hablado nada de la cuestión. Hay que decir, sin embargo, que votaron a favor de la enmienda de los vascos.
Sobre este punto, desde el centro nos hacen como un «chantaje»: «Vosotros ya sois ricos. Los vascos y los catalanes tenéis un nivel de vida altísimo y una concentración industrial imponente. Las inversiones abandonan las zonas pobres y se espavilan a realizarse en vuestros países. ¿Todavía deseáis más dinero?».
Incluso la editorial del diario «El País», siempre tan sensato, resbala en este punto: «La pretensión de transferir recursos reales desde las zonas subdesarrolladas hacia las más ricas mediante privilegios fiscales poco tiene que ver, en teoría, con una causa tan noble y tan respetable como el derecho de las comunidades históricas a la autonomía» (14-9-1978).
Ellos callan que la zona industrial de Madrid se ha llevado la parte del león en estas «transferencias» y que si las cosas se dejan en sus manos, como hasta ahora, seguirá siendo Madrid la principal causa de subdesarrollo del Estado.
Pero la trampa se encuentra en otro lugar que descubrió a medias Unzueta en su parlamento. Álava y Navarra, con concierto económico, no son las áreas más desarrolladas de Euskadi. En cambio Vizcaya y Guipúzcoa, sin concierto, son las más desarrolladas. El concierto no da inversiones, quizás más bien las puede hacer huir. El concierto da dinero público y no dinero privado. Y el principal factor del desarrollo es el capital privado.
El dinero público son fundamentalmente para servicios públicos. Y en Vizcaya, como Barcelona los servicios públicos de las inmensas barriadas de inmigrados están por tierra. El inmigrado deja en su tierra la vivienda, la calle asfaltada o la vía del tren o la escuela o el dispensario o la alcantarilla y en las grandes ciudades no tienen ni cloacas, ni escuelas, ni transportes, ni dispensarios, ni asfaltados, ni vivienda. Los inmigrados en las grandes ciudades «desarrolladas» se ahogan a lo vivo.
Los conciertos económicos son principalmente para ellos. Por consiguiente los catalanes nos hemos que quitar de encima el complejo de culpabilidad que nos impide pedir dinero para nuestra autonomía. Callar es condenar a nuestros trabajadores a una vida inhumana.
Lluís M. Xirinacs.