Al servicio de este pueblo.
Avui. Viernes, 2 de Junio de 1978. Página 5.
Enseñanza de lenguas y culturas nacionales.
La interpelación de Monreal Zia y Maria Rúbies sobre el incumplimiento de los pactos de la Moncloa en el tema de política educativa referente a la enseñanza de las lenguas y culturas nacionales del Estado revistió carácter de extrema dureza. Los periódicos se han hecho eco. El debate duró tres largas horas.
Hubo un poco un diálogo de sordos y ciertas concesiones a la demagogia. La situación es indignante, es cierto. Pero algunas limitaciones aducidas por el gobierno también son ciertas: los pactos son hechos una vez comenzado el curso 77-78, los traspasos estn ligados a los procesos autonómicos, hay dificultades por ausencia de presupuesto, dificultades para retornar a sus países de origen maestros preparados idiomáticamente pero que no quieren dejar el nuevo puesto logrado con tantos sudores.
Pero el ministro Cavero no respondió satisfactoriamente a otras cuestiones. Se siguen haciendo traslados absurdos. Todavía hay maestros, directores, delegados e inspectores que ponen dificultades a la enseñanza de las lenguas y culturas oprimidas. Se ha impedido la publicación del decreto de bilingüismo desde Agosto del año pasado.
Para ilustración de la mentalidad imperante en el centro dejo constancia de algunas expresiones. El ministro reconoció que tendrá también el castellanohablante que aprenda la lengua del territorio. De lo contrario sufriría inferioridad de oportunidades. Pero afirmó: «La lengua natural de todos los españoles es el español; donde haya otras lenguas, aquellos ciudadanos tendrán dos lenguas naturales». El general Luis Díez Alegría, senador real, dijo que el castellano es la lengua oficial de España, que la enseñanza en las escuelas del Estado hay que hacerla en español. Porque ya existe la posibilidad de montar escuelas privadas donde se enseñe en otros idiomas. Contrariamente, los hijos de los inmigrantes sufrirían lesión del derecho de recibir educación en su lengua. Dijo que está comprobado que en los territorios bilingües quienes hablan la lengua autóctona no ascienden a un veinte por ciento. Si se enseñaba en catalán, muchos no lo entenderían. El español es una gran lengua hablada por más de cien millones de personas.
El ministro el rectificaría: «Más de cuatrocientos millones». ¡No estropearemos acaso esta gran lengua para fomentar la insignificancia de las otras!
Luego el ministro culpó las divisiones políticas entre catalanes del hecho del retraso. Pareció decir que Tarradellas acepta la tesis realista del gobierno, de la implantación gradual del catalán para hacer las cosas bien hechas. En cambio los interpelantes y Benet parecían partidarios de, al menos para el próximo curso, obtener la implantación completa.
Nos gustaría mucho a todos que se consiguiera un programa de actuación conjunto de la Generalitat y los parlamentarios ante Madrid en este asunto tan sensible.
Lluís M. Xirinacs.