Al servicio de este pueblo.
Avui. Jueves, 9 de Marzo de 1978. Página 7.
Oposición digna.
Amigo Josep Maria Orta: Me has quitado las palabras de la boca. Tu «Mot a la fi» («Palabra al final») de ayer dice lo que yo quería decir.
Vuelve a reflotar el franquismo, hasta ahora inmerso en una reforma democratizadora. Los agricultores ya no esperan más. El Consejo Democrático de RTVE ha fracasado. Las autonomías se vacían de contenido. Las municipales no llegan. La policía y sus incursiones aumentan. La ETA se vuelve a radicalizar. La Constitución quiere volver a dar manos libres a los empresarios para locauts y despidos. El PSOE abandona la ponencia constitucional. Las prisiones vuelven a cobijar presos políticos. Reaparecen los consejos de guerra para hechos de paz. Los partidos parlamentarios populares vuelven a quererse movilizar. Hay teclas de la máquina de escribir que no se pueden tocar. Fraga recibe ofrecimientos ministeriales del rey, etc.
En tu columna, quiero añadir tres cosas. La primera es que te imagines mi desolación. Escribo en los periódicos como tú. Pero también soy senador. Siempre he temido la llegada de esta situación. Primero, elecciones con aspecto democrático. Después, Senado, que significa participación en las responsabilidades del Estado. Y finalmente el Estado, con su cosecha de parlamentarios democráticos en el buche, se vuelve a desplazar claramente hacia la dictadura y los implica en la responsabilidad del desplazamiento. Tomando unas palabras de Boi Juscafresa, diría: «El ministro de Defensa será responsable ante el gobierno, éste ante el Congreso y el Senado, y éste ante el pueblo». Josep Maria, me siento amargamente corresponsable con todo el Estado ante el pueblo de la condena de Els Joglars y de las otras involuciones mencionadas. Me gustaría que los que me votaron me aconsejárais qué hacer, aparte de protestar como un ciudadano más.
La segunda cosa que quiero añadir es un reproche a las fuerzas parlamentarias que constituían la antigua oposición. La política es un trabajo de fuerza, no de derecho. El derecho no es más que el tejado que esconde la fuerza. El tejado se adapta al edificio, nunca a la inversa.
La oposición parlamentaria ganó la concesión de la reforma democrática gracias a su lucha extraparlamentaria y unitaria anterior al 15 de junio. Después ha bajado demasiado la guardia. Ha hecho demasiadas concesiones. Ha desmovilizado demasiado. Deshaciendo la Asamblea de Cataluña. Ha votado demasiadas veces a favor de los representantes más o menos repintados del viejo franquismo. Ha escondido demasiado las propias convicciones. Ha jugado a dividirse demasiado por luchas entre partidos. Rehusó demasiado deprisa la lucha unitaria. Pactos, sí. Pero desde una posición previa de fuerza más decidida, más unida. En el Parlamento y el Senado falta una oposición noble, sincera, y hermanada que sepa hablar claro y ser derrotada una y otra por una mayoría derechista que ganó las elecciones porque las condiciones electorales no fueron democráticas. Esta oposición sería más comprendida, amada y ayudada por el pueblo que la actual oposición. El pueblo sabría que aún no había democracia. Ahora, en cambio, ha concebido ilusiones falsas y se siente defraudado. Muy peligroso, este juego.
La tercera cosa no se puede decir porque no tenemos libertad de expresión.
Lluís M. Xirinacs.