Al servicio de este pueblo.
Avui. Viernes, 3 de Febrero de 1978. Página 6.
Cabeza, corazón y manos de un pueblo.
El Papiol es un pueblo del Baix Llobregat que limita con el Vallès Occidental. No tiene mucho más de tres mil habitantes. Está encaramado en una colina coronada por un castillo, como tantos hay por la orilla del Llobregat.
Pueblo inquieto, lleno de grupos vivos. «Les Escletxes» («Las Grietas») es un grupo de jóvenes que organiza cine-fórums, conferencias, semanas culturales, concursos fotográficos, festivales de la canción. Existe un grupo teatral, una coral para adultos, La Perdiu (La Perdiz), y una para niños, Rossinyols Novells, un movimiento infantil de esparcimiento con siete u ocho monitores, una asociación de padres de alumnos y una asociación de vecinos, que termina de nacer. Los niños de una guardería, muy activa, me vinieron a ver en la calle Entença. Y disponen de un amplio casino bien iluminado y engalanado.
El área metropolitana quiere situar el vertedero en el Papiol. El pueblo ha reaccionado creando una comisión para evitar el desastre apocalíptico. ¿Quién se lo quedará? Estuvieron discutiendo alternativas.
También funciona aquí bien el Congreso de Cultura Catalana. Tan bien, que no quiere morir y, de hecho, recoge un poco la representación de los otros grupos y funciones como el embrión de una asamblea popular del Papiol. Esta entidad unitaria será la fuerza y la paz del pueblo si la gente aprende a tener confianza en los demás. Éste es el secreto del hombre no violento. Confía en su mejor yo y en el mejor yo de los demás.
De esto hablamos el pasado viernes en el Papiol y del Foment Català d'Ajut i Serveis, para que cada pueblo para que sea firme, debe tener en la altura un ayuntamiento democrático y en la base una asamblea unitaria popular y un fomento de ayuda y servicios técnicos autogestionados. Este triángulo bien asentado hace el pueblo indestructible. En cambio, cuando la desconfianza rompe la colaboración entre el hombre cabeza (ayuntamiento), el hombre corazón (asamblea) y el hombre manos (fomento de ayuda), el pueblo queda desarmado a merced de los voraces depredadores gigantescos que lo rodean.
Lluís M. Xirinacs.