Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 19 de Noviembre de 1977. Página 5.
Entendimiento con la Entesa.
Estamos viviendo una situación tensíssima respecto a las prisiones. Los presos sociales no son unos seres despreciables, una raza inferior, unos parias. Son un pedazo de nuestro pueblo. Y son una vergüenza permanente para nosotros. La delincuencia la fabricamos todos con nuestro egoísmo, y, además, van a la cárcel los pequeños delincuentes. El que roba la gallina, y con una imponente garrotazo en la espalda. Para proteger las grandes corrupciones, los delincuentes importantes desarrollan un sistema represivo penitenciario contra la delincuencia pobre y débil. Las violaciones, los hurtos y las muertes a escala industrial, no sólo no son perseguidos -siempre hay excepciones que confirman la regla-, sino que son legalizados de una u otra manera.
Esta vergüenza nuestra, que son los presos sociales, va adquiriendo una conciencia de sus males, se va uniendo y ha comenzado una lucha justa de fondo para resolver sus problemas. El gobierno ha alimentado en estos últimos años la esperanza en los presos sociales de que la amnistía política iba siempre complementada por un indulto para ellos, como compensación del exceso de represión sufrida de parte del sistema político que tratamos de superar.
Vino la última e importante amnistía sin ningún tipo de indulto. Avisé la urgencia que tenía el indulto complementario. No se me hizo caso a tiempo. Estallaron los motines, las autolesiones, los castigos, las huelgas de hambre, los traslados, las destrucciones y los suicidios. Nadie se suicida por gusto.
Disgustado al máximo, culpé a la Entesa dels Catalans por su frialdad ante este problema tan agudo. La Entesa me ha pedido que retire mi acusación. Me unen infinidad de puntos con la Entesa. Mi ánimo no era quitar proyección a la Entesa, al contrario. Reconozco que el principal responsable del veto al indulto es el gobierno y los partidos de la derecha. Veo que la Entesa se esfuerza en encontrar una solución. Tras hablar, veo que ellos también están preocupados por el indulto y sólo difieren de mí en la estrategia del camino para conseguirlo. Retiro, pues, esta palabra dura de «culpables». Y les pido que me excusen que, sin embargo, todavía no participe en sus sesiones plenarias, como tampoco en las del Senado, mientras no vea un camino claro de solución al problema de este indulto.
Ellos comprenderán muy bien que yo sea, incluso, capaz de caminar con las manos para evitar un solo suicidio, que es un mal irreparable. Ahora son muchas las cárceles a punto de motín, condicionado a nuestras gestiones.
Ojalá llegue pronto el entendimiento total con la Entesa.
Lluís M. Xirinacs.